WASHINGTON - En las horas previas al segundo y último debate el jueves, el presidente Donald Trump y su equipo establecieron una estrategia que dejó la impresión de que, sin importar cuál fuera la pregunta que le hicieran, la respuesta siempre acusaría a los Biden.
Pero Trump tuvo dificultades para ejecutar esa táctica y no se presentó con un plan B o C para mostrar lo que haría en caso de ser reelegido a un segundo mandato. Joe Biden, que sólo necesitaba no cometer errores y agotar el tiempo, pudo desviar las acusaciones de Trump y limitar el daño.
Trump mostró un notable autocontrol. Estaba sometido. Su voz estaba modulada, como si estuviera dando un discurso en la radio. Después de abrirse camino y secuestrar el primer debate, que no le ayudó nada, no le quedaba otra alternativa. El debate fue civilizado y el público se vio beneficiado.
Biden se mostró como un guerrero alegre mientras Trump estaba a la defensiva.
A Biden le tomó tiempo, pero finalmente mostró su argumento central. “Tu sabes quien es él. Conoces su carácter. Conoces mi carácter, conoces nuestra reputación de honor y de decir la verdad.”
Trump respondió: “Es un político corrupto, así que no me vengas con estas cosas sobre que eres un niño inocente, Joe”.
Trump comenzó a hablar sobre una laptop, tema que apuesto que no mucha gente conocía.
Antes del debate, el equipo de Trump llevó ante los periodistas de la Casa Blanca a un hombre identificado como ex socio comercial de Hunter Biden [hijo de Biden], Tony Bobulinski, que leyó una declaración preparada sobre sus negocios con Biden, prometiendo entregarle al FBI algunas “pruebas” no específicas que dice tener.
Durante el debate, Trump aparentemente hizo alguna referencia a Bobulinski: lo llamó “alguien”. Si te estabas rascando la cabeza tratando de entender de qué se trataba todo eso, estás perdonado.
El miércoles pasado, el New York Post escribió una historia, que no ha sido verificada, sobre correos electrónicos no autenticados supuestamente encontrados en el disco duro de una computadora portátil que Hunter dejó para reparar en una tienda de Delaware en abril de 2019 que… ¿uy sí, quién lo creería?, terminó en manos del abogado de Trump, Rudy Giuliani. El punto de los correos electrónicos, que aún no sabemos si son reales, ayudan a construir una acusación de Trump contra Biden de que, cuando era vicepresidente, promovió políticas útiles para las actividades comerciales de Hunter en China y Ucrania.
En la Universidad de Belmont en Nashville, Joe Biden, de 77 años, y Trump, de 74, lucharon bajo las nuevas medidas impuestas por la Comisión de Debate Presidencial para evitar que se repitiera el primer debate.
La Comisión amenazó con la posibilidad de usar su arma preferida: silenciar los micrófonos. Y eso funcionó.
Un análisis rápido
Trump, quien pasó días criticando a la moderadora, Kristen Welker de NBC, se detuvo durante el debate para felicitarla. Ella hizo un muy buen trabajo manteniendo el debate bajo control.
“El debate es una prueba del temperamento presidencial”, dijo a los periodistas el asesor principal de Biden, Symone Sanders, en una sesión informativa el jueves por la mañana.
¿Biden mostró “temperamento presidencial”? Si.
¿Trump mostró “temperamento presidencial”? Estuvo mejor que de costumbre.
¿Trump pudo concentrarse en abarcar algún problema? No.
¿Trump pudo no interrumpir? Sí, la mayoría del tiempo.
¿Pudo Biden no perder un hilo de pensamiento? Sí.
¿Trump o Biden cometieron algún error que pudiera cambiar el curso de las elecciones? No.
¿Pudo Biden desviar efectivamente los golpes de Trump de que su hijo Hunter se aprovechó de su posición cuando era vicepresidente? Sí
¿Fue Trump capaz de desviar eficazmente los golpes de Biden sobre cómo manejó la pandemia de COVID-19 y el colapso económico relacionado? No.
Ganador: Joe Biden
