Residentes de La Villita arremeten contra funcionarios de la ciudad durante reunión virtual sobre la controversial demolición

“Los residentes de La Villita han sido dejados fuera de esta autodenominada reunión comunitaria”, dijo una participante en la junta vía Zoom.

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Esmeralda Hernandez es una activista de El Foro Del Pueblo.

Ashlee Rezin Garcia/Sun-Times

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Una reunión virtual el sábado por la mañana de la municipalidad con los residentes de La Villita para discutir la controversial demolición de la vieja planta de carbón Crawford provocó una avalancha verbal contra oficiales de la ciudad.

Los participantes en el encuentro, realizado vía Zoom, criticaron a los funcionarios por lo que describieron como una falta de transparencia y de responsabilidad.

“Me horroriza que nos siga mintiendo y crea que esta reunión es suficiente”, dijo la residente de La Villita, Esmeralda Hernández. “Conocemos la verdadera razón detrás de todas estas tonterías. Dicen que es un edificio peligroso, que necesita ser derribado. Sabemos que la verdad es que hay una fecha que necesitan cumplir en este proyecto y no se ha cumplido”.

Muchos residentes de este vecindario del suroeste han estado protestando fuerte desde que la demolición del 11 de abril pasada en la planta cerrada provocara una nube de polvo que flotó por las calles aledañas, lo que generó fuertes protestas contra Hilco Redevelopment Partners y contra el manejo de este fiasco por parte de la alcaldesa Lori Lightfoot.

La Comisionada de Salud Pública de Chicago, Dra. Allison Arwady, enfatizó que las pruebas de muestras de polvo no han mostrado riesgos para la salud de la comunidad. Algunos residentes, sin embargo, no quedaron convencidos.

“Quiero que reconozcan el hecho de que su departamento no estaba preparado para esa nube de polvo”, dijo Kim Wasserman, directora ejecutiva de la Organización de Justicia Ambiental de La Villita (LVEJO, por sus siglas en inglés). “Parte de la razón por la que sólo hay una muestra de polvo fue porque el comisionado adjunto no estaba preparado”.

Mientras tanto, la comisionada del Departamento de Edificios de la Ciudad, Judy Frydland, y el inspector Tibaldo Álvarez, dijeron que aún existe la necesidad de demoler la estructura de turbinas precariamente ubicada en el sitio. Pero nuevamente, algunos residentes no estuvieron de acuerdo.

“Este edificio podría estabilizarse, retenerse y construirse algo nuevo detrás como un símbolo del compromiso de Hilco con la comunidad, y luego darle ese espacio a la comunidad para identificar cómo reutilizarlo”, dijo Mary Lu Seidel de la organización Preservation Chicago. “La estructura de turbinas (de la vieja planta) es una estructura histórica significativa... (y) hemos visto edificios mucho más inestables ser estabilizados y restaurados”.

Otros residentes criticaron el manejo del proceso por parte de la municipalidad, luego que un informe conjunto de Block Club Chicago y de Better Government Association revelara que los funcionarios de la ciudad intercambiaron correos electrónicos discutiendo, antes de la demolición, los riesgos potenciales que existían, pero nunca revelaron públicamente esas preocupaciones.

“Si se trata realmente de un asunto de seguridad pública, ¿por qué no se han revelado esos hilos de correos electrónicos?”, dijo Valerie Coffman. “¿Por qué no ha habido más transparencia por parte de la municipalidad para apropiarse del tema y promover un cambio real aquí? Esto es inaceptable.”

La semana pasada, Lightfoot reconoció que su administración “debería haber hecho un mejor trabajo” de comunicación con los residentes de La Villita, pero se mantuvo firme en la necesidad de demoler la turbina de una manera segura. Previamente había sido dura con Hilco, a quién multó con $68,000 y prometió revisar el defectuoso sistema de regulaciones de la municipalidad que permitió que eso sucediera.

Algunos residentes exigieron que el gobierno de la ciudad anulara su contrato con Hilco, o exigieran que la compañía “pruebe que puede ser un buen vecino”.

Juan Rangel, uno de los promotores de la demanda colectiva contra Hilco presentada el 15 de abril, llamó a la compañía a tomar en cuenta sus exigencias, priorizando la contratación de residentes de La Villita, creando un fondo de becas, y construuendo un arco de bienvenida sobre la calle Pulaski Rd. antes de continuar con la demolición.

Otros criticaron el formato de la reunión comunitaria, particularmente por la falta de un traductor oficial de español.

“Esto es un racismo descarado”, dijo Ivy Czekanski. “Esta convocatoria necesitaba tener un traductor profesional. Esta convocatoria solo ha sido un 10% en español. Los residentes de La Villita han sido dejados fuera de esta autodenominada reunión comunitaria ”.

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