El Guaranteed Field sigue en silencio, El Wrigley Field también.
Fuera de Chicago, todos los estadios de Grandes Ligas, en una nación golpeada por el coronavirus, también están vacíos. Sin embargo, existe la esperanza de que estén ocupados a principios de julio al menos por los equipos, sin presencia de fanáticos, si los dueños de las franquicias y el sindicato de jugadores acuerdan los términos financieros para una temporada que tendría 82 juegos, apenas por encima de la mitad durante una campaña normal, que son 162 juegos.
El martes, según los reportes, jugadores y propietarios discutieron sobre salud, seguridad y economía, pero no hablaron sobre el tema más caliente, que es la propuesta de los dueños para que se dividan los ingresos a la mitad; ambos bandos tendrán que lograr un acuerdo en dos o tres semanas. Esa sería la “fecha límite” si quieren iniciar la temporada de acuerdo a lo programado, entre el 1 y el 4 de julio, considerando que habría un entrenamiento de primavera reducido de casi tres semanas.
Si usted es uno de los millones de personas que espera un regreso del béisbol lo antes posible, tápese los ojos y los oídos o apague el teléfono mientras se soluciona esta “guerra” de multimillonarios contra millonarios en las redes sociales. Lo último que necesita la imagen del beisbol es otra rivalidad entre ambos lados, pero es probable que eso vaya a suceder.
El gobernador J.B. Pritzker se puso del lado de los propietarios el martes, diciendo que “los fanáticos merecen su pasatiempo” y que está “decepcionado de que los jugadores estén esperando estos salarios y pagos tan, pero tan altos durante un momento en el que, creo, todos se están sacrificando”.
Sin embargo, son los jugadores, no los dueños, quienes enfrentan riesgos para su salud al volver a jugar béisbol.
La última vez que vimos a los Cubs y a los Sox jugando el 12 de marzo, cuando se cerraron los entrenamientos de primavera y se retrasó el inicio de la temporada, ambos equipos estaban entusiasmados por embarcarse en las temporadas que poco a poco los irían elevando.
Si los propietarios y el sindicato de jugadores llegan a un acuerdo, veremos un calendario que mantendrá intacta la serie de juegos entre ambos competidores. Cada equipo jugaría contra oponentes en su propia división, además de los juegos entre ligas, limitados a la Liga Nacional del Centro (Cubs) vs. la Liga Americana del Centro (Sox), LN Este vs. LA Este y LN Oeste vs. LA Oeste. Probablemente solo podrá verlos en televisión o escucharlos por radio, ya que al menos inicialmente se jugará con estadios vacíos.
Los rosters se expandirán de 26 a 30 con las llamadas “flotas de taxis” de hasta 20 jugadores disponibles para reforzarlos. Los equipos que alcancen playoffs aumentarán de 10 a 14 y el bateador designado será utilizado por los equipos de la Liga Nacional (algo que es nuevo para ellos) al igual que los equipos de la Liga Americana.
Un problema mucho más difícil de resolver será el ajedrez financiero que disputarán los dueños y los jugadores. Con alrededor del 40 por ciento de los ingresos provenientes de la venta de entradas, concesiones de comida y bebida y varios puntos donde se recibe dinero en efectivo durante la presencia de aficionados, los propietarios están buscando ahora dividir ingresos.
El sindicato no quiere saber nada de eso y exige respetar el tope salarial previamente establecido. Por ahora sólo han acordado distribuir los salarios de marzo según los partidos que jugaron.