EDITORIAL: El patrimonio arquitectónico de Pilsen se puede proteger sin expulsar a la clase trabajadora

Es necesario un distrito histórico que proteja la arquitectura de Pilsen, pero que le ofrezca mejores incentivos financieros a los propietarios de bajos recursos

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Thalia Hall es uno de los edificios incluidos en la propuesta.

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Dada la tendencia contradictoria de Chicago de exaltar su arquitectura con una mano y destruirla con la otra, nos agrada el esfuerzo de la ciudad para crear un distrito histórico en el antigüo barrio de Pilsen.

Pero el concejal Byron Sigcho-Lopez (25º), que se opone a la creación de dicho distrito, no se equivoca cuando dice que el gasto de mantener un edificio en un distrito histórico podría terminar expulsando aún más a los dueños de propiedad actuales y acelerar la gentrificación.

Vemos una solución en algún punto intermedio: que se pueda crear un distrito histórico que proteja la arquitectura distintiva de Pilsen, pero que a la vez den mejores incentivos financieros a los propietarios de clase trabajadora que tienen que reparar esas estructuras.

El distrito histórico más grande de Chicago

El propuesto distrito histórico de Pilsen sería el más grande de la ciudad, abarcando 800 edificios a lo largo y cerca de la calle 18, entre las avenidas Damen y Racine.

Los edificios comerciales y residenciales de ladrillo y piedra de cal fueron construidos en gran parte por inmigrantes checos y bohemios que se establecieron en Pilsen entre fines del siglo XIX y principios del XX y trajeron consigo el renacimiento barroco y otros estilos arquitectónicos clásicos de sus países de origen.

La designación también debería incluir a los importantes murales públicos que fueron creados a partir de 1978 por la comunidad mexicoamericana asentada en el vecindario.

Sería la primera vez que Chicago incluyera murales dentro de una designación histórica, pero eso sería fundamental, especialmente en Pilsen. Un desarrollador en 2017 pintó cruelmente sobre un mural histórico fuera del viejo centro comunitario de Casa Aztlan en 1831 S. Racine. Ese vibrante trabajo creado por el Movimiento Chicano de los años 70 fue restaurado en ese edificio, pero solo después de fuertes manifestaciones y protestas de la comunidad.

Bajo la designación histórica, los edificios elegidos como “contribuyentes” al valor histórico del distrito estarían protegidos de la demolición. Y para las fachadas visibles desde la calle, la ciudad requeriría que todas las reparaciones conservasen el aspecto original histórico del edificio.

‘Un distrito libre de demoliciones’

Sigcho-López dice que los gastos extras que significaría mantener edificios históricos terminaría expulsando a los residentes de la clase trabajadora de Pilsen y atraería a personas más acomodadas para reparar y restaurar esos edificios.

Entonces, como alternativa, el concejal propuso la semana pasada un “distrito libre de demolición” con límites similares a la designación histórica, y que también incluya a la antigua Iglesia de San Adalberto, ubicada en el 1650 W. 17th.

La ordenanza propuesta por Sigcho-Lopez requeriría reuniones de la comunidad, organizadas por el concejal, para discutir los méritos de cualquier solicitud de permiso de construcción para un proyecto de demolición o reconstrucción importante, incluido cualquier plan para convertir un edificio de varias unidades en una vivienda unifamiliar.

Pero cuando se trata de proteger los edificios de la demolición y las alteraciones exteriores, la propuesta de Sigcho-López sorpresivamente carece de protección.

Después de hacer la reunión comunitaria requerida, la propuesta requeriría que se presente una opinión por escrito al Departamento de Planificación y Desarrollo, se supone que con una recomendación, sobre la solicitud de permiso de construcción dentro de los 30 días. Pero no sería un mandato legal. La ordenanza de Sigcho-Lopez le permitiría al departamento de planificación aceptar o rechazar esa recomendación.

Sigcho-López dice que la ordenanza que propuso “es la más adecuada para proteger el tejido social de Pilsen, incluidos sus residentes, dueños de casas e inversionistas que rentan propiedades”. Pero por más que tratamos, no logramos ver cómo eso se lograría.

Un mejor camino

La ciudad debería avanzar con el distrito histórico de Pilsen. Los edificios arquitectónicamente valuables y los hermosos murales del vecindario, muchos de ellos conocidos a nivel nacional, merecen protección.

Además, de los casi 400 puntos de referencia y distritos históricos que tiene la ciudad, casi ninguno se encuentra en áreas predominantemente mexicanas o latinas, ni refleja la historia y presencia hispana en esas comunidades.

Un distrito histórico de Pilsen podría abordar esa inequidad y darle un impulso al vecindario cuando se trata de obtener mayor participación en el mercado del turismo arquitectónico de la ciudad.

En este momento, Pilsen tiene solo dos edificios emblemáticos: Thalia Hall en la calle 18 y la avenida Allport, y los antiguos edificios de la cervecería Schoenhofen en la esquina de la calles 18 y Canal.

Incentivos ya existentes

Existe una amplia gama de incentivos para aliviar el peso financiero de mantener edificios emblemáticos. La ciudad perdona las tarifas de permisos de construcción para esas estructuras. Si un propietario vive en un estructura significativa y gasta el 25% del valor de mercado de la propiedad, según lo determinado por el asesor del condado, en una rehabilitación o restauración, los impuestos a la propiedad del edificio se le congelan durante 12 años.

Si el distrito de Pilsen también figurara en el Registro Nacional de Lugares Históricos, muchos propietarios serían elegibles para solicitar un crédito fiscal federal equivalente al 20% del costo invertido para rehabilitar su edificio en una propiedad que genere ingresos. El estado otorga un crédito fiscal similar del 25%.

Pero la ciudad debería encontrar más formas de mejorar ese incentivo. Por ejemplo, la variedad de subsidios de asistencia domiciliaria de la ciudad, como el programa de reparación de techos y portales, podría ser parte de la propuesta del distrito histórico. Y mirando más a largo plazo, la ciudad y el estado podrían presionar por un aumento de hasta un 30% en el crédito fiscal federal.

Mientras tanto, es alentador ver sitios de Pilsen propuestos como parte de los planes más grandes de la ciudad para mantener viviendas asequibles en Pilsen y en la comunidad vecina de La Villita. Los departamentos de Planificación y Vivienda de la ciudad deben trabajar más para combatir los problemas de equidad y desplazamiento que son la base de las preocupaciones de Sigcho-López y de la comunidad en su distrito.

En esa trayectoria, la ciudad podría desarrollar también una forma más equitativa de llevar los beneficios y el prestigio de los edificios arquitectónicamente significativos a otros vecindarios de clase trabajadora.

Puede escribir sus comentarios a: letters@suntimes.com.

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