Una mujer acusada el año pasado de mantener inmigrantes guatemaltecos “esclavizados” en su casa de Cicero se declaró culpable el martes de haberlos forzado a trabajar.
Concepción Malinek, de 50 años, admitió a través de su abogado que ayudó a varias personas a ingresar a los Estados Unidos entre 2009 y 2014, solo para cobrarles dinero y exigirles pagos con la amenaza de que si no lo hacían los haría deportar. También admitió que ayudó a algunos de ellos a obtener identificaciones falsas.
En un caso admitió que ofreció ayudar a un ciudadano guatemalteco a ingresar a Estados Unidos ilegalmente por $8,000 antes de pedirle más dinero y agregarle otros costos por “servicios adicionales”. Robert Rascia, el abogado de Malinek, dijo que ella dejó que el inmigrante se quedara en su casa mientras pagaba su deuda.
Aunque se declaró culpable, Malinek no llegó a un acuerdo con los fiscales. Ella hizo su declaración de culpabilidad durante una audiencia por teléfono, debido a la pandemia de coronavirus. El juez federal de distrito Edmond Chang decidió que le daría sentencia en octubre, pero advirtió que podría cambiar la fecha de la sentencia.
El fiscal federal adjunto, Christopher Parente, dijo que Malinek enfrenta un máximo de 20 años en prisión. Rascia dijo que es una ciudadana estadounidense naturalizada.
Los fiscales federales dijeron que Malinek pasó casi una década atrayendo a personas en dificultades desde Guatemala a su casa en Cicero con promesas de una vida mejor. Una vez que pasaban de contrabando a través de la frontera, los federales dijeron que ella les cobraba a sus víctimas honorarios exorbitantes por su ayuda. Ella los alojaba en una pequeña casa unifamiliar. Las autoridades encontraron a 33 personas viviendo en ese lugar en el momento del arresto de Malinek, en marzo de 2019.
Malinek supuestamente obligó a la mayoría de los inmigrantes a vivir en su sótano, les consiguió trabajo en una fábrica, les quitaba grandes porciones de sus cheques y les decía que no podían irse hasta que pagaran su deuda. Aunque originalmente les dijo a los inmigrantes que cobraría alrededor de $5,000 para ayudarlos a ingresar a Estados Unidos, terminó cobrándoles entre $18,000 y $42,000.
Los fiscales dijeron que ella apuntaba las deudas en sus libros de contabilidad.
“Para que las víctimas no la denunciaran (Malinek) las amenazaba con deportarlos y quitarle a sus hijos si alguna vez le contaban a alguien sobre la deuda que tenían con ella o sobre el acuerdo por vivir en su casa”, escribió Parente en una presentación judicial.
El fiscal dijo que los agentes del FBI encontraron condiciones “deplorables” dentro de la casa de Malinek, como moho, cucarachas, aguas residuales acumuladas, colchones “por todas partes” y niños llenos de piojos.
Parente también denunció que una vez, después de que el hijo de dos años de dos de sus víctimas supuestamente se quemara la cabeza con té caliente, Malinek se negó a que llevaran a al niño a un hospital. En cambio, supuestamente les dio salsa de tomate para “curar” las heridas del niño y obligó a los padres “a observar durante días mientras su hijo sufría este dolor extremo sin la asistencia de ningún tratamiento médico”.
Rascia había insistido previamente en que Malinek “no utilizó violencia, fuerza física o amenazas de violencia o fuerza para obligar a nadie a trabajar para ella, a pagar sus deudas pendientes ni a seguir viviendo en su casa”.
“Cada uno de los invitados de (Malinek) aceptó voluntariamente tener este acuerdo y permanecieron voluntariamente en su casa sin que nadie les impidiera irse”, escribió Rascia durante su propia presentación judicial, a principios de este año.