El Concejo Municipal votó unánimemente el miércoles para catalogar el arco de La Villita como un monumento histórico de Chicago, poniendo fin a una iniciativa que tomó meses. La designación también marca la primera vez que la obra de un arquitecto mexicano recibe ese estatus.
“Creo que representa la fuerza de la comunidad”, dijo Rodríguez sobre el arco. “Creo que representa la vitalidad de la comunidad y la hermosa cultura que tiene la comunidad mexicoamericana no solo en La Villita, sino en todo el Medio Oeste de los Estados Unidos”, dijo el concejal Michael Rodriguez (22º).
A medida que el vecindario ha sido sacudido por el COVID-19 y, más recientemente, por la devastadora muerte de Melissa Ortega, de 8 años, Rodríguez dijo que ve a su comunidad usar su fuerza para unirse una y otra vez.
Para él y para otros residentes de La Villita, el arco es un símbolo poderoso.
El arco se extiende por la calle 26 en el vecindario del lado suroeste de Chicago, simbólicamente dando la bienvenida a los residentes y visitantes a “la capital mexicana del medio oeste” y sirviendo como punto de entrada a uno de los corredores comerciales más dinámicos de Chicago, solo superado por la avenida Michigan en términos de ventas minoristas, según la Cámara de Comercio de La Villita.
Se estima que el 77 por ciento de la población de La Villita es de ascendencia mexicana, según datos municipales.
Cristy Calderón, de 24 años y residente de toda la vida, espera que el estatus histórico atraiga una atención positiva al vecindario.
“Significa mucho”, dijo Calderón. “Al crecer aquí, se sentía como si fuera un lugar olvidado de la ciudad. Creo que tener un estatus [histórico] en nuestra comunidad realmente atraerá a la gente y mostrará lo que realmente somos”.
“Somos más que la violencia”, dijo Calderón. “Somos una comunidad que se une cuando se necesita. Y creo que es importante que otras personas que no son de aquí lo sepan”.
La Villita ha servido durante décadas como punto de entrada de México a Chicago y al resto del Medio Oeste. La llegada de inmigrantes mexicanos en La Villita entre 1960 y 1980 revivió el comercio y las ventas comerciales en el vecindario, particularmente en la calle 26.
La designación protegerá la estructura de alteraciones o demoliciones significativas, preservándola para las generaciones futuras.