Trump, aún contagioso, regresa a la Casa Blanca sin cubrebocas, poniendo en riesgo al personal

Trump estuvo en la suite presidencial de uno de los mejores hospitales del país y se le administraron medicamentos experimentales no fácilmente disponibles al publico.

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President Donald Trump gestures as he returns to the White House

AP Photo/Alex Brandon

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BETHESDA, Mar. — El Presidente Donald Trump escenificó el lunes un regreso espectacular a la Casa Blanca tras salir del hospital militar en el que recibió un nivel de atención médica sin precedentes para COVID-19. De inmediato desató una nueva controversia al declarar que, a pesar de haberse contagiado, el país no debe temerle al virus que ha provocado la muerte de más de 210,000 estadounidenses, y luego ingresó a la residencia sin cubrebocas.

El mensaje de Trump alarmó a los expertos en enfermedades infecciosas y dejó entrever que el hecho de que el presidente se haya enfermado no lo hizo reconsiderar su actitud indiferente hacia este virus, del que también se han contagiado la primera dama y varios asesores de la Casa Blanca, incluyendo nuevos casos dados a conocer el lunes.

Después de aterrizar en la residencia presidencial en el helicóptero Marine One, Trump ascendió cuidadosamente las escaleras, se quitó el cubrebocas y declaró: “Me siento bien”. Hizo una señal optimista con los dos pulgares al helicóptero que partía desde la terraza del pórtico, donde sus asesores habían colocado banderas estadounidenses para acompañar ese momento durante la puesta de sol. Y luego ingresó a la Casa Blanca, en la que se veía a asesores caminar en el Salón Azul sin usar protección en el rostro.

El presidente salió del Centro Médico Militar Walter Reed, donde su doctor, el Comandante de la Marina Sean Conley, dijo que Trump sigue siendo capaz de contagiar a otros y no estará completamente “fuera de peligro” durante una semana más, pero que había cumplido o superado los estándares para recibir el alta del hospital. Se prevé que el mandatario continúe su recuperación en la Casa Blanca, donde aún no se determina el alcance completo del brote que ha infectado a personal en los más altos niveles del gobierno.

Aún así, solo un mes antes de las elecciones y ansioso por proyectar fuerza, Trump tuiteó antes de salir del hospital: “¡¡¡Volveré pronto a la campaña electoral!!!” Y en caso de que alguien se perdiera su mensaje para que no se preocupen, publicó un nuevo video de la Casa Blanca.

“No le tengas miedo”, dijo Trump sobre el virus. “Vas a vencerlo. Contamos con el mejor equipo médico, tenemos las mejores medicinas.” Sus comentarios fueron en voz alta, pero respiraba más profundamente de lo normal mientras los decía.

Trump emitió su mensaje acerca de no temer al virus a pesar de que su propio gobierno ha alentado a los estadounidenses a ser muy cuidadosos y tomar precauciones para evitar contraer y contagiar la enfermedad, que cada vez suma más casos en el país. Durante más de ocho meses, los intentos del presidente de minimizar la amenaza del coronavirus con la esperanza de mejorar la economía antes de las elecciones han sido criticados por ambos partidos.

“Tenemos que ser realistas en esto: el COVID es una amenaza para la población estadounidense”, dijo el doctor David Nace, del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, con respecto al tuit del mandatario.

“La mayoría de la gente no es tan afortunada como el presidente”, que cuenta con una unidad médica en casa y acceso a tratamientos experimentales, agregó Nace.

“Es un mensaje inadmisible”, coincidió el doctor Sadiya Khan, de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste. “Me atrevería a decir que podría precipitar o agravar los contagios”.

Del mismo modo, el candidato presidencial demócrata Joe Biden, que pasó más de 90 minutos en el escenario del debate con Trump la semana pasada, dijo durante un encuentro comunitario organizado por la cadena NBC el lunes por la noche que estaba contento de que el presidente parecía estar recuperándose bien, “aunque hay mucho de qué preocuparse”.

“Alrededor de 210,000 personas han muerto. Espero que nadie se vaya con el mensaje de que no es un problema”, dijo Biden, quien dio negativo el domingo al virus.

También hubo un rechazo de un destacado partidario político de Trump.

El senador republicano John Cornyn le dijo a la junta editorial del periódico Houston Chronicle que el presidente había “bajado la guardia” en su intento por mostrar que el país estaba dejando atrás al virus y había generado “confusión” sobre cómo mantenerse a salvo.

Conley dijo que debido al inusual nivel de tratamiento de Trump tan pronto después del descubrimiento de su enfermedad, se encontraba en un “territorio desconocido”. Pero el médico también se mostró optimista durante una sesión informativa por la tarde y dijo que el presidente podría reanudar su horario normal una vez que “no haya evidencia de virus vivo todavía presente”.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las personas con síntomas leves a moderados de COVID-19 pueden ser contagiosas hasta por 10 días y deben aislarse durante al menos ese tiempo.

La llegada de Trump a la Casa Blanca planteó nuevas preguntas sobre cómo la administración iba a proteger a otros funcionarios de una enfermedad que sigue generalizada en el cuerpo del presidente. La secretaria de prensa, Kayleigh McEnany, anunció que había dado positivo al virus el lunes por la mañana y estaba entrando en cuarentena.

También hubo preguntas persistentes sobre los posibles efectos a largo plazo para el presidente e incluso sobre cuándo contrajo el virus por primera vez.

Conley se negó repetidamente a compartir los resultados de las exploraciones médicas de los pulmones de Trump, alegando que no tenía la libertad de discutir la información porque el presidente no renunció a la confidencialidad médico-paciente sobre el tema. Se sabe que COVID-19 causa un daño significativo a los pulmones de algunos pacientes. Conley también se negó a compartir la fecha de la prueba negativa más reciente de Trump para el virus, un punto crítico para rastrear contactos y comprender dónde estuvo Trump en el curso de la enfermedad.

Solo un día antes, Trump sugirió que finalmente había captado la verdadera naturaleza del virus y dijo en un video: “Lo entiendo”. Pero el domingo por la tarde se aventuró a salir del hospital mientras aún era contagioso para saludar a sus partidarios que estaban en una caravana, una salida que hizo caso omiso de las precauciones destinadas a contener el virus.

En el hospital los médicos revelaron que su nivel de oxígeno en sangre había bajado repentinamente dos veces en los últimos días y que le dieron un esteroide que normalmente sólo se recomienda para las personas que están muy enfermas.

La experiencia de Trump con la enfermedad ha sido dramáticamente diferente a la de la mayoría de los estadounidenses, que no tienen acceso al mismo tipo de control y atención. Si bien la mayoría debe lidiar con sus síntomas, y el temor de si empeorarán, en casa y solos, Trump estuvo en la suite presidencial de uno de los mejores hospitales del país y se le administraron medicamentos experimentales no fácilmente disponibles al publico. Regresó a la Casa Blanca, donde hay un equipo de médicos de guardia que le hará un seguimiento las 24 horas.

Trump salió del hospital después de recibir una cuarta dosis del medicamento antiviral Remdesivir el lunes por la noche, dijo Conley. Recibirá la quinta y última dosis este martes en la Casa Blanca.

El vicepresidente Mike Pence regresó a la campaña electoral momentos después de que Trump anunció que pronto dejaría el hospital. El vicepresidente abordó el Air Force Two para volar a Salt Lake City, donde debatirá este miércoles con la candidata demócrata a la vicepresidencia, la senadora Kamala Harris.

Trump, en su nuevo video, defendió su decisión de desobedecer repetidamente las pautas de su propia administración para frenar la propagación del virus, incluso mediante la celebración de mítines con miles de seguidores, en su mayoría sin cubrebocas.

Al parecer, refiriéndose a cualquier peligro potencial para él mismo y no para los demás, dijo: “Me quedé al frente. Yo dirigí. Cualquiera que se considere un líder haría lo que yo hice”. Añadió: “Y sé que hay un riesgo, hay un peligro. Pero eso está bien. Y ahora estoy mejor. Y tal vez soy inmune, no lo sé”.

Incluso antes de la salida de la caravana de Trump el domingo, algunos agentes del Servicio Secreto habían expresado su preocupación por la actitud indiferente del presidente hacia el uso del cubrebocas y el distanciamiento social dentro de la Casa Blanca, pero no hay mucho que puedan hacerse, según agentes y funcionarios que hablaron con The Associated Press.

El curso de tratamiento agresivo de Trump incluyó el esteroide dexametasona y la dosis única que recibió el viernes de un fármaco experimental de Regeneron Pharmaceuticals Inc. que suministra anticuerpos para ayudar al sistema inmunológico a combatir el virus. Trump también comenzó el viernes un tratamiento de cinco días de Remdesivir, un medicamento de Gilead Sciences que se usa actualmente para pacientes con enfermedades moderadas y graves. Los medicamentos funcionan de diferentes maneras: los anticuerpos ayudan al sistema inmunológico a eliminar el virus del cuerpo y el Remdesivir frena la capacidad del virus para multiplicarse.

Miller y Colvin reportaron desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Lauran Neergaard y Jonathan Lemire en Washington, y Bill Barrow en Wilmington, Delaware, contribuyeron con este reporte.

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