Los jardineros urbanos que esperaban atender sus parcelas cuando el clima comenzara a calentarse, denuncian que la ciudad les ha bloqueado el acceso a agua a bajo costo y que ahora deben pagar miles de dólares para usar la misma agua de los hidrates de incendio que han utilizado por años.
Las nuevas restricciones establecidas por el Departamento de Agua de Chicago se crearon para evitar la contaminación del agua, pero los nuevos precios han sido paralizantes para los jardines de la ciudad, especialmente aquellos en comunidades donde la verdura fresa ya es escasa.
Mekazin Alexander recuerda que, en años anteriores, era fácil obtener el permiso para usar el agua de los hidrantes de la ciudad para utilizar en su jardín en el vecindario de Englewood. Necesitaba solicitar el permiso en persona y simplemente recoger la llave para usar el hidrante más cercano y un dispositivo de reflujo que protege el suministro de agua de la ciudad.
“Este año me conecté para completar la solicitud en internet y me rechazaron de inmediato”, dijo Alexander. “Me sorprendió, pensé que había hecho algo mal, así que lo solicité nuevamente y volvieron a negarlo”.
Alexander dijo que la ciudad le exigió que ahora tuviera un dispositivo conocido como unidad de presión reducida, que es más eficaz para prevenir la contaminación por reflujo. El dispositivo necesita ser inspeccionado e instalado por un plomero certificado.
“Esto provocó gran impacto y muchas dificultades”, dijo Alexander.
Ahora le da la bienvenida a la lluvia, como el fuerte aguacero que hubo reciente, porque significa que no tiene cargar galones de agua desde su casa hasta su jardín en la 6914 S. Perry Ave.
“Si no llueve, necesitamos llenar 30 galones de agua para llevarla a nuestro jardín”, dijo Alexander. “Soy una persona mayor y no puedo cargar todos esos galones”. Esto sin mencionar las facturas de agua más altas que llegan a su casa.
Más de $3000 en costos
Sean Ruane, director ejecutivo de la organización Advocates for Urban Agriculture, una coalición de jardines urbanos, comunitarios y escolares, dijo que las nuevas regulaciones, así como una aplicación más estricta de las ya existentes, llevaron a que el Departamento de Agua negara muchos de permisos este año. Además, para obtener tarifas reducidas por el agua, los jardines comunitarios deben registrarse como organizaciones sin fines de lucro y pagar esos nuevos costos administrativos también.
Su grupo estima que los jardines comunitarios se verán obligados a gastar algunos $3,000 o más para instalar e inspeccionar la nueva válvula, así como otros costos adicionales. La mayoría de estos jardines, señala Ruane, están a cargo de voluntarios.
Además, Ruane explicó que la situación es especialmente problemática en las comunidades afroamericanas y latinas, que ya están lidiando con la falta de alimentos y que se han visto desproporcionadamente afectadas por el coronavirus.
“Deberíamos haber sido consultados por el Ayuntamiento y haber tenido el tiempo suficiente para responder y adaptarnos”, dijo.
Ruane dijo que le gustaría ver que el gobierno municipal imponga una tarifa única para granjas urbanas y jardines comunitarios.
La ciudad espera reunirse con los dueños de huertas
Megan Vidis, portavoz del Departamento de Agua, dijo que la ciudad está comprometida a ayudar a los residentes a cultivar sus propios alimentos, “particularmente durante estos tiempos tan complicados”.
Vidis dijo que cualquier grupo puede usar el hidrante para obtener agua si obtienen el permiso apropiado, pero solo las organizaciones sin fines de lucro registradas son elegibles para acceder a tarifas reducidas por el uso del agua.
La ciudad espera reunirse con grupos de defensa de los jardines comunitarias en las próximas semanas para revisar los costos del acceso a los hidrantes.
Manny Ramos es un reportero del programa “Report for America”, una organización periodística sin fines de lucro que tiene como objetivo reforzar la cobertura del Sun-Times en la zonas sur y oeste de Chicago.