COLUMNA | Las iglesias deben responder al llamado en defensa de las vidas negras

¿Quitarle fondos a la policía? ¿Por qué no quitarle a las corporaciones de miles de millones de dólares que utilizan los fondos del gobierno federal para darles salvavidas de oro a sus altos ejecutivos? ¿Por qué no quitar fondos a las guerras en el extranjero y a los funcionarios electos que engañan y saquean?

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Anthony Vazquez/Sun-Times

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“Si la Iglesia no recupera su celo profético, se convertirá en un club social irrelevante, sin autoridad moral o espiritual”. -Dr. Martin Luther King Jr.

“¿Quitarle fondos a la policía?” Mejor quitarle fondos a la iglesia.

Esa Iglesia que construye grandes templos, en lugar de crear comunidad, familia o viviendas para los pobres. Iglesias que abren y cierran los domingos, pero que en la mayoría de los días permanecen ausentes con sus frías puertas cerradas.

Hay iglesias que ni sirven ni protegen. Esas “casas de culto” que parecen existir solo para recolectar diezmos y ofrendas que drenan los barrios empobrecidos, dejándolos estériles y solos. Iglesias que descuidan el llamado a alimentar a los hambrientos, vestir a los que no tienen nada y brindar esperanza eterna, incluso en medio de zonas de muerte.

Desinvierten en sus “fondos de construcción” infinitos, sus juntas y sus conferencias de “fe”. Hasta que las vidas de los negros importen y estas calles llenas de violencia se inunden de gracia.

Hasta que la esperanza y la luz que la Iglesia en Estados Unidos pretenda brillar como el sol ante el cromo pulido, y los ríos de paz reemplacen a los ríos de sangre de nuestros hijos e hijas asesinados. Hay que quitarles fondos a las Iglesias que se quedan en silencio en medio de esta gran y vergonzosa matanza.

Y que cesen los sermones frívolos que enchivan la piel. Necesitamos una palabra relevante que sirva o sane. Hasta que las vidas de los negros importen...

Den sermones que le digan la verdad a los que están en el poder. Predicadores que escuchen el llamado de este momento grave: sin miedo, sin corrupción y sin apego al status quo. Hombres y mujeres llenos del Espíritu, a través de los cuales fluye una visión divina. Pastores con un amor que no se haya enfriado. Fervientes, intransigentes, fieles, audaces.

Dejemos que la Iglesia, una vez más, carezca de un corazón materialista que idealiza a un Benz, Bentley o Lexus. Pero que tenga un corazón que arda por la salud, la integridad y el bienestar de la comunidad.

Que haya menos ‘mega-iglesias’ y más ‘mega-ministerios; que fluyan sin trabas más allá de los muros de ladrillo hacia las calles, los arbustos y las alcantarillas. Que lleguen a los perdidos que viven en las calles, a los jóvenes descarriados, a las viudas y a las madres solteras.

Y que la “iglesia” sea un reflejo de Jesucristo. De su misericordia, gracia y pasión por la vida humana. “Deja que tu luz brille ante los hombres…” Que vuelva a su primer amor, una vez más.

Dejemos que la iglesia refleje esas congregaciones y almas transformadoras, que todavía permanecen como un remanente, un salvavidas y un arca. La ecclesia (“los llamados” en Latín) que se apartan de la glotonería que ha infectado a la iglesia en general, que sufre de complacencia y amnesia de su carga divina.

Porque está escrito: La iglesia “ha bendecido con demasiada frecuencia un status quo que necesitaba ser criticado, y ha asegurado un orden social que necesitaba ser reformado”. Las palabras del Dr. King… que hoy son recordadas, deben renacer.

“La iglesia debe reconocer su culpa, su testimonio débil y vacilante, su omisión demasiado frecuente de obedecer el llamado a servir. Hoy el juicio de Dios está sobre la iglesia por no ser fiel a su misión.”… así lo advirtió el Dr. King. Hoy lloramos rodeados por esta triple pandemia del siglo XXI de virus, racismo y violencia.

Buscando respuestas, alguien decretó: “¡Quiten fondos a la policía!” Entonces, ¿a quién llamaremos en caso de emergencia? Pongamos fin a la brutalidad policial y a la discriminación racial, y despidamos a los policías deshonestos. Pero necesitamos a la policía para ayudar a curar la violencia asesina que se apodera de nuestras calles.

La responsabilidad policial, con igual justicia para las vidas de los negros, es quizás un objetivo más preciso. La “reforma policial” y la transferencia de recursos hacia una mejora social y la igualdad, un camino forjable hacia el beneficio de la comunidad.

¿Quitarle fondos a la policía? ¿Por qué no quitarle a las corporaciones de miles de millones de dólares que utilizan los fondos del gobierno federal para darles salvavidas de oro a sus altos ejecutivos? ¿Por qué no quitar fondos a las guerras en el extranjero y a los funcionarios electos que engañan y saquean?

Quitemos fondos para construir más bombas y construyamos vidas humanas, incluso la más pequeña de ellas. Y quitemos fondos a todo lo que le impida a Estados Unidos garantizar justicia, libertad e igualdad a todos.

Hasta que las vidas negras importen...

Esta es la tercera parte de una serie titulada “Hasta que las vidas de los negros importen”.

Puede enviarle un correo electrónico a John Fountain a: Author@johnwfountain.com

Envíe sus comentarios a: letters@suntimes.com

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