El día que originalmente se le pidió a miles de maestros de Chicago que regresaran a sus salones, el Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés) realizó una conferencia de prensa para detallar sus experiencias con COVID-19 y las dificultades que han enfrentado al negociar con los funcionarios de las Escuelas Públicas de Chicago.
Dawn Kelly, maestra de educación especial en Bond Elementary en Englewood, estuvo entre las maestras de educación especial y preescolar que fueron excluidas a principios de este mes cuando CPS ordenó que regresaran a sus edificios. Kelly, quien padece de hipertensión, dijo que sus adaptaciones médicas fueron finalmente aprobadas por el distrito, pero hasta después de haber perdido una semana de clases.
“[Las] familias [de mis estudiantes] quedaron devastadas. No tenían a nadie para cubrir mi clase, pero yo aquí estaba sentada frente a una computadora”, dijo Kelly. “¿Por qué no pude acceder a mis estudiantes?
“Estuve desconectada por más de una semana”, continuó Kelly. “Mis bebés de educación especial no recibieron sus servicios. No recibieron la educación adecuada”.
El sindicato rechazó el mandato de CPS de que unos 10,000 miembros del personal de preescolar a octavo grado se reportaran a sus escuelas el lunes. Aproximadamente 3,800 maestros y personal del programa de prekínder y educación especial regresaron a principios de este mes.
El voto sindical llevó al distrito a atrasar el regreso en persona hasta el miércoles. Los funcionarios de la Municipalidad han dicho que verían la ausencia en persona como una huelga, pero el sindicato sostiene que no están amenazando con tal cosa ya que están dispuestos a continuar trabajando de forma remota.
El lunes, Illinois entró en la fase 1B del plan de vacunación contra el coronavirus, que pone la inmunización a disposición de los maestros y otros trabajadores esenciales.
El CTU ha propuesto retrasar el aprendizaje en persona hasta que los maestros y el personal puedan vacunarse.