En una reunión comunitaria algo tensa, los residentes del lado noroeste se mostraron divididos sobre el plan de la Municipalidad de albergar hasta 400 solicitantes de asilo en un refugio temporal en Wilbur Wright College.
Cientos de personas asistieron a la reunión, que se celebró en el gimnasio del colegio, el mismo espacio que se utilizaría para alojar a los inmigrantes. La reunión estuvo a punto de fracasar al principio, cuando Juan Salgado, rector de los City Colleges de Chicago, se dirigió a la multitud para expresar su apoyo al plan de la Municipalidad.
“Como rector, estoy seguro de que esto saldrá bien”, dijo Salgado, provocando una fuerte ronda de abucheos de muchos y provocando que el concejal del distrito 38, Nick Sposato, tomara el micrófono para pedir a sus electores que permitieran a los oradores dar su opinión.
“Por favor, amigos, somos mejores que esto”, dijo Sposato. “Por favor, sean respetuosos”. Varios miembros del público respondieron a la petición de Sposato con aplausos. La reunión prosiguió según la agenda, aunque no faltaron los abucheos y porras del público.
Los asistentes a la reunión, en la que participaron representantes de la Oficina de Gestión de Emergencias y Comunicaciones (OEMC, por sus siglas en inglés), la Policía de Chicago y el Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo (DFSS, por sus siglas en inglés), dijeron que el centro de refugio ayudaría a las familias inmigrantes que han estado durmiendo en el suelo de las comisarías.
Más de 700 personas, entre ellas muchos niños pequeños, han tenido que encontrar refugio temporal en comisarías de toda la ciudad, lo que ha supuesto una enorme presión para los agentes y los distritos, mientras las organizaciones trabajan para encontrarles camas permanentes, dijeron las autoridades.
“Ahora mismo, Wright College es la solución que necesitamos” para aliviar la presión sobre algunas de esas comisarías, dijo Matt Doughtie, coordinador de emergencias del OEMC.
El refugio en la escuela, ubicada en 4300 N. Narragansett Ave., sólo albergaría familias en vez de individuos, dijeron las autoridades, y la fecha más temprana para mudarse para ellos sería el sábado. Se quedarían en el campus hasta el 1 de agosto.
El jefe adjunto de CPD, Stephen Chung, dijo que el departamento añadiría patrullas adicionales en la zona mientras los migrantes estuvieran en el campus y dijo que los incidentes en otros refugios temporales han sido “mínimos.”
“Ahora ni siquiera pueden responder a las llamadas al 911”, gritó un miembro del público.
Algunos asistentes a la reunión celebraron la medida, diciendo que marcaba otro capítulo en la historia de Chicago como ciudad de inmigrantes. Muchos portaban carteles en los que se leía “welcome” y “bienvenidos”.
Otros argumentaron que los recursos utilizados para alimentar y alojar a los inmigrantes deberían utilizarse para resolver problemas locales, como la falta de vivienda. Añadieron que los inmigrantes deberían alojarse más cerca del centro, en lugares como Navy Pier y McCormick Place.
Durante la sesión de preguntas, una mujer se adelantó y preguntó: “¿Cómo podemos ayudar?”, provocando más abucheos y porras.
Un hombre dijo: “No deben estar aquí, traerán enfermedades al vecindario”.
Otra mujer, preocupada por la seguridad en el vecindario, preguntó cómo la Municipalidad podía garantizar que los inmigrantes cumplieran con el toque de queda a las 11 p.m.
“Pueden deambular por el vecindario. Tenemos ancianos, niños, personas discapacitadas. ¿Se comprueban los antecedentes de toda esta gente?”, preguntó.
A otros les preocupa la carga que supone para los contribuyentes. “¿Quién paga para que estén aquí?”, preguntó un hombre.
Se les preguntó a los responsables de CPD si los recursos dedicados al refugio dejarían vulnerables a otras zonas. “Tenemos recursos de sobra”, respondió Chung, el subjefe. Alguien entre la multitud gritó, “¡mentiroso!”
Pero una mujer le pidió a su comunidad que tratara a los inmigrantes con dignidad y le dieran buen ejemplo a sus hijos: “Enseñamos a nuestros hijos a ser compasivos. Mostrémosles compasión. Mostrémosles empatía”.
Una medida similar para convertir una escuela cerrada en el vecindario de South Shore en un centro temporal para solicitantes de asilo fue recibida con ira por algunos residentes locales. Un grupo de ellos presentó una demanda contra la Municipalidad, solicitando una medida judicial que evite el plan.