Cuando se trata de “Hamilton”, como de “In the Heights” o incluso de “Fatwa! The Musical” en “Curb Your Enthusiasm”, hay algo instantáneamente pegadizo, memorable y único en el estilo musical del único Lin-Manuel Miranda. A los cinco segundos de cualquier cosa que contenga la música y/o la voz de Miranda, sabemos que es él y que nos encanta, e inmediatamente estamos moviendo los pies o la cabeza al ritmo de la melodía.
Incluso cuando Miranda es un kinkajú animado, una pequeña criatura de la selva tropical, enérgica y dulce, es un kinkajú animado por computadora contagiosamente pegadizo, como demuestra el musical de Sony Pictures Animation “Vivo”, estrenado por Netflix. Miranda ha contribuido 11 canciones originales y es la voz del personaje del título, aunque a veces hablador, que está fuera de su elemento en más de un sentido a lo largo de este viaje, pero que siempre persevera, gracias a su fuerte espíritu y su cálido corazón.
Dirigida por Kirk DeMicco, con una hermosa fotografía de Yong Duk Jhun (y un crédito de asesoría visual para el legendario Roger Deakins), “Vivo” es una magnífica fiesta visual de dulces colores que comienza en La Habana, donde el anciano y querido cantante de plaza, Andrés (Juan de Marcos González), actúa cada día con su fiel compañero kinkajú, Vivo. Cuando Andrés recibe una carta de su antigua colaboradora musical Marta Sandoval (Gloria Estefan), que se ha convertido en una superestrella y está a punto de dar un concierto de despedida en Miami, decide que debe ir a verla y decirle que ha estado enamorado de ella todo este tiempo. Esta será la última oportunidad de Andrés para compartir la canción que escribió para Marta hace tantos años.
Desgraciadamente, y alerta de spoiler, Andrés muere en la víspera de su viaje. Un Vivo desconsolado se propone encontrar la manera de llegar a Miami y entregarle la canción a Marta, y para ello se hace acompañar de la sobrina de Andrés, Rosa (Zoe Saldana), y de la hija adolescente de Rosa, Gabi (Ynairaly Simon), y como ésta es una de esas películas de animación en las que podemos oír hablar a los animales mientras los humanos de la película no pueden, Vivo se enfrenta a un reto bastante difícil. Además, Rosa y Gabi viven en Cayo Hueso (que se convierte en una fantástica vida animada) y el concierto está a unas tres horas y media en Miami.
”Vivo” se desvía de un lado a otro, y los espectadores más jóvenes podrían sentirse inquietos en las secciones intermedias en las que Gabi y Vivo deben cruzar los Everglades y tienen que enfrentarse a un trío de compañeros de Gabi que de primero no le caen bien pero que acaban convirtiéndose en sus amigos, por no hablar de una monstruosa pitón a la que pone voz Michael Rooker y de un par de bobalicones interpretados por Brian Tyree Henry y Nicole Byer. Pero a pesar de todo, las baladas de influencia latina, los números de baile y los números de hip-hop infunden a la historia una gran vida, y ¿cómo puede alguien resistirse a Lin-Manuel Miranda como un kinkajú con un pequeño sombrero?