‘Biblioteca’ de herramienta permite a residentes de Chicago pedir artículos prestados

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La lista de herramientas y artículos para el hogar que Wilson Wallace quería comprar costaba mucho más de lo que el hombre de 24 años podía pagar, pero eso no le impidió obtener todo.

El miércoles, en un almacén en el lado oeste, Wallace escogió una sierra, unas pinzas, una regla, así como un molde para pasteles y una batidora, entre otras cosas, que por sí solos costarían cientos de dólares, y se fue con todo gratis.

Así es como funciona el Chicago Tool Library —una biblioteca de herramienta— donde todos esos artículos y más, desde juegos hasta proyectores y prensas de tortillas, están disponibles para que los residentes de la ciudad los tomen prestados.

La membresía de la “biblioteca” está abierta para que todos los residentes de Chicago paguen lo que puedan. No hay cargos por retrasos.

Wallace no tiene mucha experiencia trabajando la madera, pero ahora que puede tomar prestadas las herramientas que necesita y más, ¿por qué no?

El nativo de Carolina del Sur se mudó con su novia a Humboldt Park hace dos meses, casi coincidiendo con la reciente apertura de la biblioteca de herramientas, de la que había oído hablar en internet.

Obtener las nuevas herramientas necesarias para comenzar a amueblar el nuevo apartamento de la pareja les podría haber llevado años, pero ahora en su voz se oye el entusiasmo ante las posibilidades.

“Por lo general, tienes una barrera mental cuando piensas en un proyecto, como, ¿va a costar mucho? Pero ahora puedes tomar prestado algo y probarlo. Te hace más dispuesto a probar otras cosas”, dijo Wallace, observando las semillas regaladas disponibles en la caja. “Oh, voy a tener que llevarme algunas de esas a la próxima”.

La biblioteca, ubicada en un almacén cerca de la parada de la Línea Verde de la CTA en la Pulaski, abrió el 28 de enero. Anteriormente ubicada en Bridgeport en el lado sur, la biblioteca no convencional se mudó a la ubicación de West Garfield Park, 4015 W. Carroll Ave., para estar más cerca del transporte público. También hay estacionamiento en la calle.

Con 7,200 pies cuadrados, seis veces más grande que el espacio anterior, que cerró en noviembre, el almacén puede acomodar el inventario expansivo de la biblioteca.

De aproximadamente 3,500 miembros, aproximadamente 1,500 son prestatarios activos, pero la cofundadora Tessa Vierk espera que la nueva ubicación ayude a expandir su alcance.

La entrada por el callejón de la biblioteca esconde la escala del lugar.

En estantes ordenados, y organizados por temática (jardinería, carpintería y fotografía, por ejemplo) se encuentran miles y miles de herramientas y artículos. En un lado de la sala hay miles de cosas disponibles para miembros individuales de la biblioteca. El otro lado tiene más de 5,000 herramientas para que grupos comunitarios locales las tomen prestadas.

“Incluso las personas que encuentran nuestro sitio web no tienen idea de cuán amplio es el inventario. Tenemos algo para todos”, dijo Vierk.

En la parte trasera del edificio hay otra sala utilizada para reparar herramientas y un espacio al aire libre. Vierk dijo que ambos podrían usarse para dar clases eventualmente.

“Queremos generar familiaridad y comodidad en torno a las herramientas y asegurarnos de alcanzar la mayor cantidad de personas posible”, dijo.

La biblioteca está abierta los miércoles y jueves de 4 p.m. a las 8 p.m. y los sábados de 10 a.m. a las 4 p.m.

El miércoles, el segundo día que la biblioteca estuvo abierta en su nueva ubicación, 16 personas hicieron citas a través del sitio web de la biblioteca para recoger artículos. Otros vinieron a explorar.

Meko Wilson, dueña de casa en el lado sur, vino con su hija Sarah, de 21 años, para echarle un vistazo.

“Realmente pude haber usado este lugar hace muchos años, porque tengo muchas herramientas que solo usé una vez”, dijo Wilson. “De todo: jardinería, pintura, lo que sea. Cuando tienes una casa, son tantas cosas [que se necesitan]. La lista es larga”.

Sarah Wilson, de 21 años, ahora está en la universidad y ya no vive en el bungalow de su madre en Englewood. Pero ella aprecia la misión de la biblioteca de todos modos.

“Con el cambio climático y todo este desperdicio”, dijo, “se necesitan lugares como este, donde simplemente se puede pedir prestado”.

Michael Loria es reportero del Chicago Sun-Times a través de Report for America, un programa de periodismo sin fines de lucro que tiene como objetivo reforzar la cobertura del periódico de las comunidades de los lados sur y oeste.