A falta de ayuda municipal, organizaciones comunitarias ofrecen ayuda a solicitantes de asilo

La alcaldesa Lori Lightfoot ha dicho que el Ayuntamiento ha llegado a “un punto de ruptura”, sin dinero, tiempo y espacio para albergarlos.

Two boys from Venezuela, 8 years old (right) and 11, whose mother requested that their names not be published, eating donated food while sitting on the floor at the Eighth District police station in Chicago Lawn. It’s among Chicago police stations where asylum-seekers have been temporarily sleeping while they wait for shelter.

Dos niños de Venezuela, de 11 años (izquierda) y 8, comen alimentos donados mientras están sentados en el piso de la estación de policía del distrito de Chicago Lawn. Su madre pidió que no se publicaran sus nombres.

Pat Nabong / Sun-Times

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Yeraldin Centeno, en su sexto día viviendo en la recepción de la estación de policía del distrito de Chicago Lawn, depende de la generosidad de extraños para sus necesidades básicas.

Centeno, de 28 años, oriunda de Venezuela, llegó a Chicago a fines de abril con su esposo y sus dos hijos. No sabían nada de la ciudad.

Centeno vendió su casa en Venezuela para emprender una travesía que terminó tomándole unos seis meses, con paradas en Costa Rica, para tratar de recaudar más dinero para continuar la travesía hacia Estados Unidos.

Quería ir a Washington, D.C., donde un pariente se había mudado. Pero los refugios allí estaban llenos.

Después de una noche en el Aeropuerto O’Hare, llevaron a su familia en autobús a la estación de policía de Chicago Lawn en el lado suroeste. Ahí conocieron a Erika Villegas, quien ha estado llevándole a la familia comida y, cuando es necesario, medicamento.

“Tenemos a la Srta. Erika”, dijo Centeno. “Ella nos está apoyando con comida, ropa, medicina, todo”.

Yeraldin Centeno, 28, a migrant from Venezuela who was staying at the Chicago Lawn police station with her kids.

Yeraldin Centeno, de 28 años, es una inmigrante de Venezuela que se alojaba en la estación de policía de Chicago Lawn con sus hijos.

Pat Nabong / Sun-Times

Villegas, que vive en Garfield Ridge, se encuentra entre los habitantes de Chicago que se han encargado de hacer visitas diarias a las estaciones de policía para ver a los inmigrantes recién llegados.

Es una de las formas en que las personas y los grupos de la ciudad han respondido mientras la Municipalidad lucha por brindar refugio a los solicitantes de asilo.

A principios de este año, cuando Chicago vio otra oleada de inmigrantes, grupos comunitarios y voluntarios les abrieron sus hogares a medida que aumentaba la demanda de camas en los refugios.

Desde agosto pasado, cuando el gobernador de Texas, Greg Abbott, comenzó a transportar a los solicitantes de asilo en la frontera sur del país fuera de su estado, más de 8,000 inmigrantes han llegado a Chicago.

La alcaldesa Lori Lightfoot ha dicho que el Ayuntamiento ha llegado a “un punto de ruptura”, sin dinero, tiempo y espacio para albergarlos.

La Ciudad de Chicago está lista para recibir $4.3 millones en fondos federales para ayudar. Pero eso es mucho menos que los $38.9 millones a $66.7 millones que la administración Lightfoot solicitó del programa de alimentos y refugio de emergencia de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.

Villegas y otras personas que ofrecen ayuda han pedido a los funcionarios de la ciudad que proporcionen dos comidas al día, duchas y atención médica a quienes ahora se encuentran en las estaciones de policía mientras esperan que haya espacio disponible en los refugios.

“Solo queremos que la Municipalidad actúe”, dijo Villegas, de 41 años. “Somos una ciudad santuario para inmigrantes. Sé que mis abuelos llegaron a este país hace 45 años, y por eso estoy haciendo esto, porque alguien en el camino los ayudó”.

El depositorio Greater Chicago Food Depository ha comenzado a entregar fruta, refrigerios, agua y artículos deseo personal a las estaciones de policía.

“Creemos que la comida es un derecho humano básico y todos, sin importar cuándo llegaron a nuestra comunidad o su estatus migratorio, merecen comer”, dijo Man-Yee Lee, vocera de la organización benéfica.

En menos de una semana, el grupo de Chicago Organized Communities Against Deportations recaudó $9,000 para brindar asistencia en efectivo a nuevos inmigrantes, según Antonio Gutiérrez, su coordinador estratégico.

El programa sigue el modelo de un programa de asistencia en efectivo que creó a principios de la pandemia. Los inmigrantes recién llegados pueden solicitar $300 que se pueden usar para cualquier cosa, y Gutiérrez dijo que las familias pueden solicitar más de una vez, aunque se les dará prioridad a las nuevas familias para tratar de ayudar a la mayor cantidad de personas posible. Hasta ahora, dos familias han recibido dinero a través del programa. Gutiérrez dijo que el grupo planea continuar distribuyendo dinero y ayudar a los inmigrantes a encontrar otros recursos.

“Realmente es como si la comunidad se uniera para abordar este problema que todos enfrentamos y tratar de asegurarnos que estas familias tengan la capacidad de tener cierta movilidad en cuanto a poder encontrar vivienda, lugares estables para vivir y estar con sus familias”, dijo Gutiérrez. “Y con suerte sacarlos de los refugios en cuanto podamos”.

Muchos de los inmigrantes recién llegados podrían terminar enfrentando procesos de deportación, dijo Gutiérrez.

Villegas y otros han usado su propio dinero para comprar alimentos y medicina para ellos. Villegas dijo que recaudó alrededor de $850 de familiares y amigos que se gastaron rápidamente en comida para quienes viven en las estaciones de policía.

Heather Kofke-Egger, que vive en Logan Square, ha entregado comida y otras necesidades a los recién llegados desde mediados de abril y estima que ha gastado cientos, posiblemente miles de dólares.

“La gente no los quiere ignorar”, dijo Kofke-Egger. “No quieren ver a los niños pasar hambre. No quieren ver a sus nuevos vecinos durmiendo en el suelo de las comisarías en estas condiciones realmente difíciles”.

Ahora que más personas duermen en las comisarías, Kofke-Egger dijo que las semanas recientes han sido como dirigir los esfuerzos en ausencia de una respuesta municipal.

“Necesitamos una respuesta de la Municipalidad que sea integral y aborde tanto las necesidades de las personas que esperan refugio como las necesidades de las personas que son transferidos al sistema de refugios”, dijo. “Contar con voluntarios para hacer este trabajo simplemente no es apropiado”.

Ella dijo que aquellos que ahora viven en las estaciones de policía no tienen más remedio que llamar al 911 si necesitan atención médica. Los voluntarios han comprado medicamento, pero no saben a dónde acudir si persiste la fiebre, la tos o el dolor, dijo Kofke-Egger.

La Dra. Brittani James, directora médica de Inner-City Muslim Action Network (IMAN, por sus siglas en inglés), dijo que la organización comenzó a enviar una unidad de salud móvil a las estaciones de policía este mes después de que un trabajador expresara su preocupación por la salud de los recién llegados.

“Sé que esta no es una crisis nueva, pero me parece que hay una especie de punto de inflexión en el que hemos entrado en el que ahora realmente, realmente no existe la capacidad de respuesta de la Municipalidad”, dijo James.

James dijo que su organización ha visto demoras en la atención de personas enfermas, algunas que muestran signos de deshidratación, lo que podría convertirse en un problema grave para los niños y mujeres embarazadas que no reciben suficiente comida.

“El problema con las comisarías es, obviamente, que no tienen personas dedicadas al cuidado de la salud”, dijo James.

Mary Meg McCarthy, directora ejecutiva del Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes con sede en Chicago, dijo que es un momento que los defensores de los inmigrantes han estado esperando. McCarthy dijo que aún podría haber un aumento en la inmigración porque las personas han esperado tres años para solicitar asilo.

“Tenemos la obligación, según las leyes nacionales e internacionales, de permitir que las personas soliciten asilo”, dijo McCarthy, quien planea viajar a la frontera con México.

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A 16-year-old boy and a 40-year-old man died after being shot about 10:40 a.m. Friday in the 2500 block of West 46th Street, police said.
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