Oscar Cayetano salió de prisión en enero con nada más que una orden judicial para completar algunas clases sobre salud mental y preparación para el trabajo.
Cayetano, de 23 años, tenía un lugar donde quedarse. Lo que no tenía era atención médica, ni trabajo, ni siquiera una forma de identificación que pudiera mostrarle a un empleador.
Es así para muchos salir de prisión, y es por eso que muchos terminan regresando.
Pero cuando el nativo de Humboldt Park regresó a Chicago este año, después de cumplir una condena en una prisión en Kansas por delitos violentos, un oficial de libertad condicional lo dirigió a la Fundación Safer en Belmont Cragin.
La fundación ha ayudado a la gente a salir desde principios de los años 70. Y ahora tiene como objetivo garantizar que los residentes que regresan tengan todo lo necesario para navegar con éxito la vida después de la prisión.
La red incluye proveedores con diferentes especialidades, desde Get to Work, que ofrece servicios de transporte, hasta Heartland Alliance Health, que ofrece atención médica y dental.
Cuando visitó Safer por primera vez, “Estaba pensando que iría allí para recibir mis clases de comportamiento y salud mental”, dijo Cayetano.
“Pero me preguntaban si necesitaba ayuda para encontrar un trabajo, si quería ayuda para obtener cupones de alimentos, obtener una tarjeta médica”.
Dentro de un mes, Cayetano estaba trabajando en un restaurante del lado noroeste. Se está quedando con su madre en West Garfield Park por ahora, pero está ahorrando para eventualmente hacer algo de lo que sus tres hijos puedan estar orgullosos.
“Estoy tratando de arreglar mi vida”, dijo. “Estoy tratando de hacer feliz a mi mamá, quiero que mis hijos sepan que estoy bien”.
Cayetano, quien pasó 42 meses en prisión por cargos que incluyen agresión con agravantes, parece estar en camino a desarrollar una vida positiva después de la prisión, pero esa no es la norma.
En Illinois, alrededor del 40% de las personas que salen de prisión regresan dentro de tres años, según un estudio de 2019 realizado por el Concejo de Planificación Metropolitana, una organización sin fines de lucro con sede en Chicago.
A menudo, la culpa es por la falta de apoyo básico, y los problemas para encontrar vivienda son la razón principal de esa alta tasa, según el estudio. Otros factores incluyen la falta de acceso a la atención médica o al trabajo. También la dificultad para obtener una tarjeta de identificación del gobierno.
“Cuando sales de prisión, estás tratando de reconstruir tu vida y para hacerlo hay 15 áreas que debes resolver”, dijo el director ejecutivo de Safer, Victor Dickson. “Puede parecer imposible”.
Es por eso que Safer y las otras organizaciones formaron la red en 2020.
En ese momento, estaban motivados por la gran cantidad de presos liberados durante la pandemia porque se les había considerado de riesgo bajo y mediano.
Desde 2020, la red ha ayudado a 2,300 personas.
Muchos encuentran la red yendo a una oficina de Safer o pueden llamar a la línea directa al (773) 265-0423. El Departamento Correccional de Illinois también permite que Safer se comunique con las personas en prisión 90 días antes de su liberación.
Para Cayetano, quien lo ayudó fue Angélica Irigoyen, una de los cuatro “navegantes” en la oficina de Belmont Cragin, cerca de las avenidas Grand y Narragansett. Cada uno trabaja con unas 30 personas.
Irigoyen, quien ahora administra el programa de reingreso en la oficina, dijo que el trabajo consiste principalmente en decirle a la gente que hay ayuda disponible.
“Mucha gente no sabe que hay servicios disponibles”, dijo Irigoyen, de 38 años.
“Ellos no creen que se merecen esto y eso viene de que la sociedad les pone esto”, agregó. “Estamos aquí para hacerles saber que una vez que salen, ya no son un número. Se merecen esa segunda oportunidad porque todos hemos cometido errores”.
Irigoyen y Cayetano se comunican regularmente.
Ha estado limpiando mesas en el restaurante Old Irving Park durante unos cuatro meses y está decidiendo si usar las ganancias para la universidad o para ir a la escuela de barbería.
Comenzó a cortar cabello en prisión y disfruta ver la mirada satisfecha que le dan los clientes al revisar su corte en el espejo.
Algún día, espera ver esa misma mirada en los ojos de sus hijos, una vez que haya alcanzado una meta de la que puedan estar orgullosos.
