Las novias ansiosas se pusieron vestidos, los últimos toques de maquillaje y se ajustaron los velos y las coronas en un salón de clases en Park Community Church en Chicago.
Una de las novias, Yamileth Parra, dijo que se hospeda en un albergue para migrantes con su pareja, Heber Guillén, y sus dos hijos. Está emocionada de casarse finalmente después de 15 años con su pareja.
Dijo que le encantaba su vestido, que, aunque fue prestado, le quedó bien. El vestido estilo sirena se ajusta al cuerpo, con las mangas cayendo en ambos lados, pero acentúa su cintura.
Una vez lista, Parra ayudó a otra novia a subirse el cierre del vestido.
Los novios se reunieron para una ceremonia nupcial no tradicional. Quince parejas, en su mayoría venezolanas, intercambiaron sus votos y se casaron en la ceremonia del viernes.
Las nupcias marcaron una nueva etapa en la vida de los 30 solicitantes de asilo recién llegados después de un largo y agotador viaje desde Sudamérica. Algunas parejas dijeron que habían pospuesto su boda porque casarse en Venezuela es costoso y los trámites son abrumadores.
Formalizar su compromiso a través del matrimonio tiene importantes beneficios legales, de salud y de inmigración, pero las parejas que se casaron el viernes dijeron que querían solidificar su relación por la iglesia. Se prepararon durante varios meses, tomando clases y recibiendo asesoramiento. Más de 150 personas presenciaron el momento que les cambió la vida.
Para llevar a cabo el evento, las parejas aportaron alrededor de $150 cada una y terminaron con un presupuesto de $2,500. Una solicitante de asilo se encargó de la comida: pollo con arroz, pasta, ensalada y otros platillos de carne. Los centros de mesa fueron reciclados de otros eventos y los pasteles vinieron del supermercado pero fueron redecorados con rosas comestibles.
“Queríamos crear ese ambiente de unidad. Creo que esa es también la gran idea detrás de esto”, dijo el pastor Ed Kraal antes de oficiar la ceremonia.
Muchas de las parejas viven en un refugio encima de su iglesia en Uptown, la Iglesia Cristiana La Vid, y se han convertido en una gran familia, dijo.
“Queremos compartir ese amor con nuestra gente”, dijo Kraal.
Contribuyó: Emmanuel Camarillo
Traducido por Jackie Serrato para La Voz Chicago