Fue un resultado esperado.
Con una pandemia en pleno apogeo y una administración presidencial en el poder que era hostil a las comunidades de color y a los inmigrantes, los analistas y activistas esperaban fallas en las cifras del Censo de 2020.
El 10 de marzo, esos temores se confirmaron cuando la Oficina del Censo publicó un reporte que revelaba un conteo bajo—mayor al del 2010—de negros, latinos o hispanos y nativoamericanos. Los recuentos insuficientes se producen cuando los residentes no llenan los formularios o no fueron incluidos por error.
Los blancos (Anglos), por el contrario, volvieron a tener un recuento excesivo, lo que significa que los individuos fueron contados más de una vez o fueron incluidos por error, como cuando alguien tiene una casa de vacaciones y es contado ahí, así como en la dirección de su casa permanente. La tasa de sobreconteo fue del 1.6%.
Los asiáticos también fueron contados en exceso por un 2.6%, según la Encuesta Post-Enumeración de la Oficina del Censo.
La exactitud de las cifras del censo es importante por varias razones. Los resultados del censo se utilizan para calcular el número de escaños políticos que tendrá cada estado en el Congreso, e Illinois ya tiene previsto perder un escaño en el Congreso debido a la pérdida de población.
Las cifras del censo también determinan la distribución de cientos de miles de millones en gastos federales cada año a los estados y comunidades, para programas como Medicaid, subvenciones comunitarias de bloque y el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, o SNAP en inglés. Los planificadores y demógrafos utilizan las cifras para hacer coincidir el crecimiento de la población con cosas como nuevas carreteras, hospitales y escuelas. Los epidemiólogos utilizan la información demográfica de la Oficina del Censo para mejorar la salud pública y hacer un seguimiento de las epidemias. Los equipos de respuesta a las catástrofes utilizan las cifras para priorizar la ayuda.
Dado que el bajo conteo de las poblaciones de color en el censo de 2020 fue mayor que el de 2010, esas comunidades podrían sufrir una pérdida de fondos federales y de representación política, algo que los defensores advirtieron en los meses previos al censo.
Los activistas y los líderes electos ya están elaborando estrategias para minimizar el impacto negativo de los recuentos insuficientes, como han hecho antes.
Estos esfuerzos deberían continuar. Es una señal alentadora que, aquí en Illinois, la oficina del senador Dick Durbin esté proporcionando a la Oficina del Censo recursos e información sobre los pueblos que se cree que no han sido contados.
Comparación con el 2010
A nivel nacional, los latinos fueron subcontados a una tasa del 5% en 2020. Los negros fueron subcontados en una tasa del 3.3%, y los nativoamericanos que viven en reservas fueron subcontados en un 5.6%.
Las personas que se identificaron como de otra raza tenían un 4.3% de recuento insuficiente, según los datos de 2020.
Estas cifras son notablemente superiores a las de la década anterior, cuando los hispanos estaban subcontados en un 1.5%, los afroamericanos en más de un 2%, los nativoamericanos en un 4.9% y los que se identificaron como de otra raza en un 1.6%.
La población “difícil de contabilizar” de Chicago, de aproximadamente 1.3 millones de personas, se concentra en comunidades de bajos ingresos como Austin, Humboldt Park, South Shore, Chicago Lawn, La Villita, North Lawndale y West Englewood.
Muchos residentes de estos barrios, mayoritariamente negros y latinos, se han mostrado históricamente reticentes a llenar los formularios del censo por falta de confianza en el gobierno o por la creencia errónea de que su información personal sería compartida. La ley federal exige que la información del censo se mantenga privada y se utilice únicamente para elaborar estadísticas.
No ayudó el hecho de que la administración de Donald Trump intentara que se añadiera una pregunta sobre la ciudadanía en el Censo de 2020. Ese esfuerzo fracasó, razonable.
Las barreras lingüísticas también han sido un problema.
Robert Santos, que fue el primer latino/hispano en dirigir la Oficina del Censo a principios de este año, dijo que continuará tratando de desmenuzar la tendencia perjudicial y deshacer el daño causado por la administración Trump.
“Exploraremos más a fondo los recuentos de los grupos que están [subcontados] y los que están [sobrecontados]”, dijo Santos en un comunicado la semana pasada.
Cerrar las brechas, aunque sea un poco, contribuirá en gran medida a garantizar que los habitantes de las comunidades menos contadas reciban los recursos federales y la representación política a la que tienen derecho.
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