La Junta de Educación tiene previsto ordenar a los funcionarios de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) que retiren a los agentes de policía de docenas de escuelas secundarias para el comienzo del próximo año escolar. Y se produce después de que el alcalde Brandon Johnson diera su bendición el mes pasado para poner fin al contrato de $10.3 millones del distrito escolar con el Departamento de Policía de Chicago.
Una resolución de la junta escolar publicada el martes y fijada para su votación el jueves pide a CPS que desarrolle una nueva política que establezca un enfoque holístico de la seguridad de los estudiantes y que “trate las causas profundas y los factores que contribuyen” a las disparidades en la disciplina de los estudiantes. La prioridad debe ser ayudar a los estudiantes a sanar de traumas, abordar situaciones a través de la justicia restaurativa y volver a involucrar a los niños que están creciendo desinteresados con la escuela, dijo la junta.
La resolución añadió “la política debe hacer explícito que el uso de [los agentes] dentro de las escuelas del distrito terminará para el comienzo del año escolar 2024-2025.” La junta dijo que espera que el distrito “continúe su fuerte asociación con la oficina del alcalde y el Departamento de Policía de Chicago, que siempre han proporcionado, y seguirán haciéndolo, un apoyo crítico para todas nuestras escuelas.”
Este año hay 16 secundarias con dos agentes y otras 23 con solo uno. El resto, más de la mitad de las 91 escuelas secundarias del distrito de CPS, ya no tienen ningún policía. Y no hay oficiales en las escuelas primarias.
Desde las protestas de justicia social de 2020, docenas de escuelas han votado para eliminar uno o ambos de sus policías a favor de un “plan de seguridad de toda la escuela” que contó con alternativas a la policía. CPS ha dado a esas escuelas $3.9 millones para contratar nuevo personal y financiar nuevos programas. Algunas escuelas han dicho que esos recursos han demostrado ser vitales para curar el trauma de los estudiantes y encontrar maneras de reducir situaciones potencialmente peligrosas antes de que conduzcan a la violencia y a la policía.
Los críticos de esta retirada generalizada de agentes de las escuelas querían que CPS mantuviera las decisiones en manos de los Concejos Escolares Locales (LSC, por sus siglas en inglés) individuales, como ha sido el caso en los últimos tres años. Muchos han dicho que las comunidades escolares deberían poder decidir qué les hace sentir seguros, y que un enfoque único no es apropiado.
Los policías que quedan se concentran en las escuelas de mayoría negra, dos tercios de los cuales tienen al menos un policía, de acuerdo con un análisis WBEZ, estimulando las preocupaciones sobre la disparidad racial. Y por ahora, las escuelas que querían eliminar a sus oficiales lo han hecho en gran medida — sólo uno más optó por ir libre de policía en las votaciones del año pasado.
En 2020, un análisis del Sun-Times descubrió que los estudiantes que asistían a una escuela que contaba con un agente de Chicago en su interior tenían cuatro veces más probabilidades de que se llamara a la policía contra ellos que los chicos de escuelas que no tenían policías internos. Y había una gran diferencia en el porcentaje de estudiantes negros que eran vigilados en comparación con sus compañeros.
La presencia de agentes escolares tampoco ha demostrado prevenir los tiroteos en las escuelas, según muestran las investigaciones.
Los funcionarios de CPS han estudiado la posibilidad de ampliar las “unidades móviles” de agentes que patrullan las zonas circundantes a las escuelas como una forma de responder rápidamente a las amenazas externas dirigidas a los estudiantes.
Los grupos (Voices of Youth in Chicago Education, Mikva Challenge, Community Organizing and Family Issues, y The Ark of St. Sabina y BUILD Inc.) dijeron en un comunicado el martes que buscarán la opinión de estudiantes, padres y comunidades escolares sobre la nueva versión de la seguridad escolar.
“Sabemos que la cuestión de la seguridad escolar preocupa a todos los miembros de la comunidad”, dijeron los grupos. “Cómo hacer que las escuelas sean más seguras debe decidirse a través de un proceso inclusivo de toma de decisiones alineado con las necesidades de la comunidad, los maestros, el personal y los padres y centrado en las necesidades identificadas por los estudiantes.”
