De Chilapa a Chicago con sabor y sazón familiar

En Peke’s Pozole, Petra Guerrero y su hijo Jonathan Macedo no sólo comparten su pasión, también dan una muestra gastronómica de su ciudad natal, ubicada en el estado mexicano de Guerrero.

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Peke’s Pozole founder Petra Guerrero sits with her son, Jonathan Macedo, at the restaurant in Archer Heights.

Petra Guerrero con su hijo, Jonathan Macedo, en su pozolería de Archer Heights.

Pat Nabong/Sun-Times

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Lo que comenzó como una cenaduría de fin de semana en la sala de su casa, se convirtió en el restaurante Peke’s Pozole, emprendimiento liderado por una madre mexicana y su hijo mexicoestadounidense. Se acaban de mudar a un nuevo local, a sólo pasos del anterior, ubicado en el 4710 S. Pulaski Rd.

Petra Guerrero, originaria de Chilapa de Álvarez, Guerrero, México, emigró a Chicago hace 29 años, después de su esposo, y en ese entonces ni imaginaba que un día tendría un restaurante.

Guerrero comenzó a trabajar en fábricas a la par que criaba a su familia.

No fue a la escuela a estudiar cocina, le tocó aprender a descubrir su don “al ojito”, expresión que se usa en México para decir que vas agregando ingredientes y especias a una receta hasta que obtiene el sabor y la haces a tu estilo.

La iniciativa de comenzar a cocinar pozole y comida “para vender” surgió en familia. En una ocasión Petra invitó a una de sus tías a comer pozole, a ésta le gustó tanto la receta que le preguntó que porqué no hacía para vender.

El pozole verde (izquierda) y rojo de Peke’s Pozole. También sirven pozole blanco. | Pat Nabong/Sun-Times

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De esa pregunta comenzó el emprendimiento en casa, primero cocinando los fines de semana e instalando en su entonces hogar en el vecindario de Gage Park, por la calle 58 y la avenida Trumbull, una especie de cenaduría o fonda familiar.

“Primero empezamos con una mesita en la sala, luego dos, después tres, vendiendo pozole, flautas y patitas. Estuvimos así cuatro años, hasta que viendo que llegaba la clientela y que hasta hacían fila afuera de la casa, fue que nos decidimos a buscar un lugar”, recordó.

Fueron cuatro años los que Petra, a quien de cariño le decían “Pequis” en su natal Chilapa, estuvo haciendo pozole en su hogar. Pero al ver que su sazón atraía a más clientes y que le iba bien decidió dejar su trabajo en la fábrica para comenzar a buscar un local.

El nombre del restaurante surgió porque aquí en Chicago en lugar de decirle “Pequis”, la apodaron “Peke”. Ya formalmente, “Peke’s Pozole” abrió sus puertas en 2018 primero en el 4720 S. Pulaski Rd. en el barrio Archer Heights.

También fue cuando agregaron otros platillos al menú, como tacos, picaditas, burritos, tortas, así como el pozole rojo —en Guerrero se consume más el blanco y el verde, que fueron los que vendía desde casa— para atraer a más clientela y ofrecer variedad.

Mole estilo Guerrero se encuentra en el menú de Peke’s Pozole | Pat Nabong/Sun-Times

Pat Nabong/Sun-Times

Jonathan Macedo, el hijo menor de Petra y quien nació en Chicago, recordó que desde niño, le tocaba ayudar a su mamá a acomodar las sillas y mesas para la cenaduría en casa. Si bien sus hermano y hermana también ayudan, él se ha convertido en la mano derecha de su mamá.

“Desde los 18 años estoy completamente dedicado al restaurante, me sé todo lo del negocio”, contó a La Voz.

“Sé preparar todos los platillos, manejo las finanzas, me encargo de los empleados, somos 20 en total contándonos a mi mamá y a mí. Esto se hizo una pasión que creció hasta lo que es ahora y estoy completamente agradecido de haber sido parte desde niño”.

La fecha de la inauguración fue el 17 de mayo de 2018, y Petra recordó que estaba nerviosa. No sabía qué pasaría. Sin embargo, sus clientes la siguieron y ese día hasta hicieron fila. Eso la animó a seguir en su emprendimiento.

En ese local permanecieron cuatro años y les tocó sortear la pandemia del virus COVID-19 en 2020. Como buena señal, sólo tuvieron que reorganizarse con las órdenes para llevar pudieron mantener en ese entonces, a casi todos sus trabajadores.

“Encontramos la forma de maximizar nuestras ganancias, abriendo entonces sólo de viernes a domingo”, recordó Macedo.

En la decoración del local nuevo, se destaca una mural y las máscaras de tigres, que son el logotipo de Peke’s Pozole y al mismo tiempo un homenaje a Chilapa de Álvarez.

Estos tigres son referencia a la “La Tigrada”, fiesta y ritual que se celebra el 15 de agosto y que se realiza desde la época prehispánica como una ofrenda a Tláloc, dios mexica de la lluvia y el relámpago, para pedirle que haya una buena época de lluvia y por ende, siembra y prosperidad.

Una tradición que se ha mimetizado con las creencias católicas, ese día también se celebra el Día de la Asunción de la Virgen fecha en la que en Chilapa, los habitantes salen a las calles vestidos de amarillo, como tigres o jaguares, los protectores de la montaña, con máscaras de cartón para agradecer tanto a la madre tierra como a Tláloc y a la virgen por los favores recibidos.

Alejandra Leal (izquierda), y Pedro Macedo, son los encargados de la cocina en Peke’s Pozole. | Pat Nabong/Sun-Times

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“El restaurante es como una muestra gastronómica de Chilapa”, destacó Guerrero. “El platillo número uno es el pozole y todo lo que hacemos es fresco, del día”.

Hace apenas unos meses que agregaron dos novedades al menú: las bebidas y cocteles, y el “Pozole Flight”, que le permite a los clientes degustar los tres pozoles en una orden y así decidirse por cuál será su favorito o cuál deseen probar la próxima vez.

Los tres tienen lo suyo, pero el verde es el que según doña Petra, es el favorito de sus clientes, ya que tiene un sazón especial por los ingredientes y la manera en la que lo prepara.

Otros platillos además del pozole y el mole, que no puede faltar, son las picaditas, que son parecidas a un sope hecho de masa y servidas con salsas verde, roja y de molcajete, y que en Peke’s se sirve con semillas de calabaza tostadas y cecina al gusto.

Jonathan por lo pronto está de lleno dedicado a Peke’s. Con la apertura del restaurante y del nuevo local, puso en pausa sus estudios en artes culinarias y hospitalidad en Kendall University, pero sabe que volverá y que su formación educativa servirá para afianzar lo que aprende en la práctica.

Le gustaría abrir otro concepto exprés del restaurante cerca de esta zona, posiblemente en Gage Park o West Lawn. “Quiero hacer esto lo más grande posible”, reconoció.

Para su mamá, ver que como inmigrante ha logrado tener su propio restaurante “Estoy orgullosa y contenta de lo que hemos logrado en familia, que a la gente le guste la sazón, porque nuestras recetas son de calidad”, agregó.

Y Jonathan tiene claro que esto es un negocio de familia y que ahora le toca llevarlo a otro nivel. “Mi mamá ya trabajó mucho, ahora me toca a mí trabajar por y para ella”, aseguró.

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