El primer exjugador latino de fútbol americano de la Universidad Northwestern en exponer al programa deportivo dice que fue sometido a burlas racistas que incluían que el equipo le rasurara las palabras “Cinco de Mayo” en la cabeza.
La experiencia llevó a Ramón Díaz, ahora de 36 años, a intentar suicidarse con una sobredosis de analgésicos en 2006. Es el exjugador de mayor edad en hablar públicamente sobre el presunto abuso.
“Mi experiencia jugando fútbol americano en la Universidad Northwestern me persigue hasta el día de hoy”, les dijo Díaz a los periodistas el miércoles. “Nunca olvidaré el maltrato que viví durante esos cuatro años”.
Díaz fue un liniero ofensivo de Northwestern, primero con el entrenador en jefe Randy Walker en 2005, luego con Pat Fitzgerald de 2006 a 2008.
Díaz recuerda haber estado sentado en una silla en el campamento del equipo en Kenosha, Wisconsin, sin saber que los jugadores estaban a punto de rasurarle las palabras “Cinco de Mayo” atrás de la cabeza.
“Al después recordar esto durante los últimos 10 años o más, frecuentemente me pregunto: ‘¿Por qué ese símbolo? ¿Por qué yo? Pudieron haber dibujado cualquier cosa’”, dijo Díaz.
Un entrenador se burló de él sobre la crianza que su padre le dio en México, dijo.
“Que aunque me crié en pisos de tierra, aquí no vivían así”, dijo Díaz. “Esas palabras resuenan como si hubieran sido ayer”.
Sus abogados, Patrick Salvi II y Parker Stinar, planean presentar una demanda en su nombre el miércoles. Es al menos la décima demanda presentada contra Northwestern desde que el escándalo de las iniciaciones de fútbol americano se hizo público el 7 de julio, cuando la escuela dio a conocer detalles sobre una investigación interna.
La escuela dijo que revisó sus prácticas para reportar las iniciaciones deportivas conocidas en inglés como “hazing”, implementó entrenamiento contra el hazing y monitoreará los vestuarios de los jugadores.
La universidad dijo el martes que contrató a la exfiscal general de los Estados Unidos, Loretta Lynch, para revisar los mecanismos de denuncia de abusos de la escuela. Su reporte se compartirá públicamente cuando esté completo, dijo la escuela.
En respuesta a los comentarios de Díaz el miércoles, un portavoz de Northwestern dijo que la escuela está comprometida a abordar los problemas relacionados con el hazing.
Díaz dijo que decidió hablar el miércoles “para ser un defensor” de los hombres y mujeres jóvenes que han salido a la luz.
Dijo que el trauma que soportó lo llevó a convertirse en psicólogo clínico. Es estudiante de doctorado en psicología.
Díaz dijo que no ha visto un partido de fútbol en una década debido a ese abuso.
Sus abogados también alegaron que Díaz fue obligado a participar en una tradición de hazing llamada “lavado de autos”. Los jugadores se pusieron en fila desnudos en la entrada de las regaderas, cubiertos de jabón, mientras los jugadores de primer año se veían obligados a pasar entre ellos.
Otros tres exjugadores, todos negros, han alegado discriminación racista y hazing en el equipo. Todos han presentado sus propias demandas.
Salvi dijo el miércoles que la nueva investigación de la universidad parece ser más amplia que la original, que se enfocó en el equipo de fútbol y condujo al despido del entrenador en jefe Fitzgerald.
Salvi volvió a pedirle a la universidad que compartiera su investigación inicial completa sobre las iniciaciones y los relatos de hazing de otros exalumnos.
“Estas son historias que necesitan ser escuchadas... para que Northwestern pueda, en esencia, limpiarse de los problemas que ha tenido durante mucho tiempo y seguir adelante”, dijo Salvi.
Díaz dijo que sus recuerdos de NU “son, en su mayor parte, muy traumáticos”.
Soportó cuatro años de abuso debido a la presión para completar su beca deportiva. Su último recuerdo de jugar en el equipo fue entrar a escondidas al vestuario vacío para tomar sus pertenencias. Díaz no fue a la ceremonia de graduación y le enviaron su diploma a su casa.
“No quería caminar en el escenario...” dijo Díaz. “Solo quería regresar y estar con mi familia”.