La Municipalidad ha cerrado cuatro refugios para migrantes en la última semana y media, a medida que disminuye el número de migrantes que llegan a la ciudad.
Los refugios estaban ubicados en Loop, North Lawndale, Lake View y North Park, y en sus momentos de mayor ocupación alojaban a unas 400 personas en total. El más grande era en el North Park Village Nature Center, que la Municipalidad cerró para ser utilizado como lugar de votación, según un comunicado.
Dos de los refugios — la Biblioteca Harold Washington y la Iglesia de la Comunidad Nueva Vida en Lake View — han cerrado antes y reabierto. El refugio de Harold Washington podría reabrir de nuevo si es necesario, dijo una portavoz de la Municipalidad.
El reverendo Chad Bacon predijo que la iglesia reabriría si la Municipalidad “recibiera un montón de autobuses antes del DNC” (la Convención Nacional Democrática, en inglés).
Las familias que se alojaban en la iglesia de Bacon fueron trasladadas a apartamentos o a albergues mientras esperan que comiencen los contratos de renta o que haya apartamentos disponibles, dijo el pastor del lado norte.
“Fue muy emotivo despedirnos”, dijo Bacon. “Algunos llevaban con nosotros unos 6 meses, así que realmente habían desarrollado una vida aquí".
Los migrantes de los otros refugios fueron trasladados a otros refugios, dijo un portavoz del Departamento de Gestión de Emergencias y Comunicaciones (DEMC, por sus siglas en inglés). El desalojo de los refugios propuesto por el alcalde Brandon Johnson está previsto para el 16 de marzo, tras múltiples retrasos.
El cierre de los refugios se produce en un momento en que el número de migrantes sigue disminuyendo: 12,478 el martes, según la Municipalidad, el más bajo desde finales de noviembre. Dos de los refugios que cerraron (en North Lawndale y Lake View) eran los dos más pequeños.
En ese momento, más de 1,200 migrantes acampaban en comisarías de policía de Chicago y casi 300 en el Aeropuerto O’Hare. El martes, 16 migrantes esperaban a que se abriera un albergue en la “zona de aterrizaje” designada por la Municipalidad, en el 800 al sur de la calle Desplaines.
Desde principios de febrero han llegado varios centenares de migrantes, frente a un par de miles en el mismo periodo de 20 días de enero.
La pausa en las llegadas se produce tras un descenso en el número de personas que cruzan la frontera sur de Estados Unidos. Según los datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), en enero cruzaron la frontera unas 176,000 personas, frente a las casi 302,000 de diciembre y la cifra más baja desde junio.
Los cruces fronterizos suelen ser temporales, con enero y febrero como los meses más lentos.
Este año, el descenso del 42% se debió principalmente a una caída del 80% en el número de venezolanos que cruzaron la frontera, dijo Colleen Putzel-Kavanaugh, analista del Instituto de Política Migratoria, sugiriendo que podría ser el resultado de las duras condiciones climáticas que hacen que el Paso del Darién sea aún más traicionero para cruzar, el aumento de la aplicación de la ley de inmigración mexicana y otros factores.
“El movimiento de personas sigue produciéndose, pero puede que haya más barreras para que la gente llegue aquí", dijo Putzel-Kavanaugh.
La pausa también puede deberse al aumento récord de diciembre. Las conversaciones en el Congreso sobre posibles cambios en la política fronteriza pueden haber impulsado ese aumento, dijo Putzel-Kavanaugh. “Existía la sensación de que pronto sería más difícil cruzar”.
Normalmente, los cruces comienzan a aumentar de nuevo en marzo.
“Los grandes descensos no suelen durar y a menudo van seguidos de un aumento”, dijo. “A todos nos gustaría tener una especie de bola de cristal, pero siempre hay flujos y reflujos”.
Michael Loria es reportero del Chicago Sun-Times a través de Report for America, un programa de periodismo sin fines de lucro que tiene como objetivo reforzar la cobertura del periódico de las comunidades de los lados sur y oeste.
