MINNEAPOLIS - El ex policía de Minneapolis, Derek Chauvin, fue condenado el martes por el asesinato y homicidio de George Floyd. Con su rodilla en el cuello del hombre negro, en un caso que provocó protestasy violencia en todo el mundo y un autoanálisis del racismo y la conducta policial en Estados Unidos.
Chauvin, de 45 años, podría ser condenado a prisión por varias décadas.
El veredicto generó júbilo en toda la ciudad. La gente inundó instantáneamente las calles del centro, corriendo entre el tráfico con pancartas. Los coches hacían sonar sus bocinas. Se podía oír a los familiares de Floyd, reunidos en una sala de conferencias de Minneapolis, celebrando y hasta riendo.
“Estados Unidos, hagamos una pausa para proclamar este momento histórico, no sólo por el legado de George Floyd, sino por el legado de los Estados Unidos”, dijo el abogado de la familia Floyd, Ben Crump, en una alegre conferencia de prensa que incluía a la hija menor de Floyd. “Esta es una victoria para aquellos que defienden la humanidad sobre la inhumanidad. Los que defienden la justicia sobre la injusticia”.
El jurado, compuesto por seis personas blancas y seis negras o multirraciales, emitió su veredicto después de unas 10 horas de deliberaciones durante dos días. El policía blanco fue declarado culpable de todos los cargos: asesinato no intencionado en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado.
Su cara estaba oculta por una mascarilla, y apenas se pudo ver alguna reacción más allá de sus ojos llendo de un lado al otro de la sala. Se le revocó inmediatamente la fianza y se lo llevaron con las manos esposadas detrás de la espalda. La sentencia se dictaminará dentro de dos meses; el cargo más grave conlleva hasta 40 años de prisión.
El abogado defensor Eric Nelson siguió a Chauvin fuera de la sala sin hacer comentarios.
Cuando el juez le preguntó a los miembros del jurado si habían llegado a un veredicto, hubo un silencio en la multitud de 300 personas que se encontraban en un parque al lado del tribunal, y la gente escuchaba el proceso por sus teléfonos móviles. Cuando se anunció el veredicto final de culpabilidad, la multitud rugió, muchas personas se abrazaron y algunas lloraron.
En la intersección donde Floyd fue asesinato, una multitud coreaba: “¡Uno menos, faltan tres!” en referencia a los otros tres policías despedidos de Minneapolis que serán juzgados en agosto, acusados por complicidad en la muerte de Floyd.
El fiscal Jerry Blackwell, que presionó a los testigos de Chauvin durante el juicio, dijo que el veredicto envía un mensaje a la familia de Floyd “de que era alguien, de que su vida importa”.
El Procurador General de Minnesota, Keith Ellison, encomendó a los peatones que presenciaron la muerte de Floyd y que “alzaron la voz porque sabían que lo que estaban viendo estaba mal” y luego “le contaron a todo el mundo” lo que vieron.
Ellison leyó los nombres de otros muertos en encuentros con la policía y dijo: “Esto tiene que terminar. Necesitamos justicia verdadera. No se trata de un solo caso. Es una transformación social que dice que nadie está por debajo de la ley y nadie está por encima de ella”.
El veredicto se leyó en un juzgado rodeado de barreras de concreto y alambre y patrullado por tropas de la Guardia Nacional, en una ciudad al borde de otra ronda de disturbios, no sólo por el caso Chauvin, sino por el mortal tiroteo policial de un joven negro, Daunte Wright, en un suburbio de Minneapolis el 11 de abril.
Las identidades de los miembros del jurado son confidenciales y no se harán públicas hasta que el juez decida que es seguro hacerlo.
No es habitual que los agentes de policía sean procesados por matar a alguien en el trabajo. Las condenas son extraordinariamente raras. De los miles de tiroteos mortales de la policía en Estados Unidos desde 2005, menos de 140 agentes han sido acusados de asesinato o homicidio, según los datos de Phil Stinson, criminólogo de la Bowling Green State University. Antes del martes, sólo siete habían sido condenados por asesinato.
El “muro azul del silencio” que suele proteger a los policías acusados de cometer infracciones se desmoronó tras la muerte de Floyd: El jefe de la policía de Minneapolis lo calificó rápidamente como un “asesinato” y despidió a los cuatro agentes, y la Municipalidad llegó a un asombroso acuerdo de $27 millones con la familia de Floyd cuando la selección del jurado estaba en proceso.
Expertos en procedimientos policiales y veteranos de las fuerzas del cumplimiento de la ley dentro y fuera del departamento de Minneapolis, incluido el jefe, declararon a favor de la acusación que Chauvin hizo un uso excesivo de la fuerza y fue en contra de su entrenamiento.
Los expertos médicos dijeron que Floyd murió de asfixia, o falta de oxígeno, porque su respiración se vio restringida por la forma en que fue sujetado boca abajo, con las manos esposadas detrás de él, una rodilla en el cuello y la cara apretada contra el suelo.
El abogado de Chauvin llamó a un experto en el uso de la fuerza por parte de la policía y a un patólogo forense para que le ayudara a argumentar que Chauvin actuó razonablemente contra un sospechoso que estaba luchando y que Floyd murió a causa de una enfermedad cardíaca subyacente y de su consumo de drogas ilegales.
Floyd tenía la presión arterial alta, el corazón dilatado y las arterias estrechas, y se encontraron fentanilo y metanfetamina en su sistema.
Según la ley, la policía tiene cierto margen de maniobra para usar la fuerza y se le juzga en función de si sus acciones fueron “razonables” bajo las circunstancias.
La defensa también trató de argumentar que Chauvin y los demás agentes se vieron obstaculizados en sus funciones por lo que percibieron como una multitud creciente y hostil.
Chauvin no testificó, y todo lo que el jurado o el público escucharon de él como explicación vino de un vídeo de la cámara corporal de la policía después de que una ambulancia se llevara a Floyd, de 6 pies y 4 pulgadas de altura y 223 libras de peso. Chauvin le dijo a un peatón: “Tenemos que controlar a este tipo porque es un tipo de tamaño considerable... y parece que probablemente esté drogado”.
El caso de la fiscalía también incluyó el testimonio lloroso de los espectadores que dijeron que la policía los retuvo cuando protestaron por lo que estaba sucediendo. Darnella Frazier, de 18 años, que grabó el vídeo crucial, dijo que Chauvin miró a los peatones con “frialdad” y “falta de corazón”.
Ella y otros dijeron que tenían un sentido de impotencia y de culpa persistente por haber sido testigos de la muerte de Floyd.
“Han sido noches en las que me he quedado despierta, disculpándome y pidiendo perdón a George Floyd por no haber hecho más, y por no haber interactuado físicamente y no haberle salvado la vida”, dijo.
