La Universidad Loyola en Chicago anunció el jueves la donación más grande en los 152 años de historia de la escuela, una donación de $100 millones dedicada a apoyar a estudiantes de diversos orígenes étnicos y raciales.
John y Kathy Schreiber, filántropos que han sido grandes donantes de Loyola, donaron el dinero para cubrir becas, vivienda y servicios de apoyo para estudiantes aspirantes que están “históricamente subrepresentados en la educación superior”, según un comunicado de prensa de la escuela.
Con la ayuda de los Schreiber, la escuela tiene como objetivo crear una porción de $500 millones de la dotación de la universidad para hacer que los recursos sean permanentes y financiar por completo a cientos de estudiantes al año “para las generaciones venideras”, según la escuela.
“Los estudiantes con talento, valor y potencial de liderazgo prometedor, con demasiada frecuencia, se quedan fuera de las oportunidades de becas y servicios que les podrían cambiar la vida debido a circunstancias fuera de su control”, dijo Jo Ann Rooney, presidenta de Loyola, en un comunicado. “En Loyola Chicago, nuestra misión jesuita y católica es buscar y apoyar a cualquier persona que tradicionalmente esté desatendida y acoger a aquellos que estén dispuestos a trabajar duro y prosperar”.
Graduado de Loyola en 1968, John Schreiber ha sido miembro del concejo de administración de la escuela desde 2014, y el edificio que alberga la Escuela de Negocios Quinlan de Loyola recibió su nombre de él y su esposa después de que donaron $10 millones para ayudar a construirlo en 2013. Solo dos años después, la pareja donó $6 millones más para apoyar el Arrupe College de Loyola, un programa de grado asociado que permite a los estudiantes graduarse con poca o ninguna deuda y pasar a escuelas de cuatro años o incorporarse a la fuerza laboral.
John Schreiber dijo que ve su última inversión como “la pieza central de una próxima campaña integral de recaudación de fondos que esperamos recaude mil millones de dólares para esta y otras prioridades universitarias”.
“Durante mucho tiempo me inspiré en la búsqueda de la excelencia basada en una misión católica jesuita que he visto en Loyola”, dijo en un comunicado. “Kathy y yo nos sentimos llamados a ayudar a nivelar el campo de juego para los estudiantes que enfrentan barreras mucho más altas para acceder a las oportunidades y brindarles a estos estudiantes acceso a una educación en Loyola que brinde posibilidades ilimitadas para su futuro”.