El regreso de la antigua Maxwell Street es un digno homenaje a la historia inmigrante de Chicago

La decisión de la Municipalidad de regresar temporalmente a los comerciantes de Maxwell Street a su hogar histórico a partir del próximo domingo, es una bonita manera de homenajear a un lugar que sirvió de punto de partida a una oleada tras otra de migrantes.

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La zona de Maxwell Street en 1929.

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La Municipalidad se merece una felicitación —y quizá un sándwich de chuleta de cerdo de cortesía— por su decisión de permitir que los vendedores ambulantes vuelvan este verano a Maxwell Street cerca del lado oeste.

Los comerciantes fueron expulsados de la zona hace 30 años, cuando la Municipalidad y la Universidad de Illinois Chicago (UIC, por sus siglas en inglés) hicieran la reurbanización del lugar.

Pero la decisión del Departamento de Asuntos Culturales y Eventos Especiales de la Municipalidad (DCASE, por sus siglas en inglés) de regresar temporalmente a los comerciantes a su sede histórica a partir de este domingo —y posteriormente el último domingo de cada mes hasta octubre— es un bonito tributo al lugar que la original Maxwell Street tiene en la historia de Chicago.

El mercado “no sólo promueve el espíritu empresarial, sino que también ofrece oportunidades de importancia fundamental para los pequeños negocios, incluyendo los artesanos, artistas, agricultores, restauradores y revendedores”, dijo el alcalde Brandon Johnson en un comunicado de prensa.

Los funcionarios del Departamento de Asuntos Culturales dijeron que el mercado se llevará a cabo en Maxwell Street entre Halsted Street y Union Avenue, y luego en Union desde Rochford Street hasta Liberty Street.

Un siglo de importancia cultural

La zona original de Maxwell Street había decaído en el momento que fue destruida y eliminada por la Municipalidad y UIC, con los comerciantes y vendedores ambulantes tratando de ganar dinero frente a edificios comerciales vergonzosamente deteriorados y a lo largo de las calles lo suficientemente decaídas como para fracturarse un tobillo o dañar el automóvil. En 1994 la Municipalidad cerró la Maxwell St. original.

Pero las excavadoras se llevaron un lugar con un siglo de significado cultural: un área, entonces centrada a lo largo de Halsted Street al sur de Roosevelt Road, que era una especie de Ellis Island al menudeo donde vendedores judíos de primera generación, negros y luego latinos ofrecían de todo, desde ollas y sartenes hasta trajes y rines.

A Street Vendor on Maxwell Street | Photo Courtesy of Chicago Defender

Un vendedor ambulante en Maxwell Street.

Cortesía del Chicago Defender

Allí se popularizó el hot dog polaco (“Polish”) de Maxwell Street, que lleva mostaza, panes con semillas de amapola, chiles amarillos y cebollas asadas, así como el sándwich de chuleta de cerdo.

También fue un lugar donde, a principios de la década de 1940, los músicos se instalaron en las aceras para entretener a los compradores con música blues en vivo, pero era un nuevo tipo llamado “blues eléctrico”, que utilizaba guitarras y armónicas amplificadas y creaba un sonido que se haría mundialmente famoso.

“Para una oleada tras otra de migrantes, Maxwell Street fue su puerta de entrada a Estados Unidos”, según la fundación sin fines de lucro Maxwell Street Foundation. “Más tarde, la Gran Migración trajo a los afroamericanos del sur [del país]. Cada uno aportó su cultura y sus esperanzas a la calle y al mercado que surgió de ella. Al hacerlo, hicieron de Chicago un lugar más rico”.

Puede que la versión de este verano de Maxwell Street no sea tan legendaria. Pero escribir un nuevo capítulo para la zona recordando su pasado — y encontrar uno que otro negocio por el camino— es un esfuerzo que vale la pena.

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Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago

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