En una reunión comunitaria el lunes, varios residentes de Pilsen le dieron la bienvenida a un nuevo refugio temporal para solicitantes de asilo en el vecindario, pero otros se preguntaron por qué la Municipalidad no estaba ayudando primero a los propietarios del área a reducir sus impuestos de propiedad.
Se espera que una bodega en el 2241 S. Halsted comience a recibir migrantes el martes, según Beatriz Ponce de León, vicealcaldesa de los derechos de inmigrantes, migrantes y refugiados.
Unos 400 inmigrantes, entre ellos familias con niños, serán alojados en el primer refugio del vecindario administrado por la Municipalidad durante la primera fase, según una hoja informativa entregada a los asistentes a la reunión. Hasta 1,000 inmigrantes podrían ser alojados durante una segunda fase, dijeron funcionarios de la ciudad.
“Lo que estamos haciendo aquí es salvar vidas”, afirmó el concejal Byron Sigcho-López (25º) sobre el nuevo refugio ante los cientos de personas reunidas en el auditorio de la secundaria Benito Juárez, señalando que muchos migrantes se ven obligados a permanecer en las comisarías de policía de toda la ciudad.
Pero el mensaje de Sigcho López a sus electores fue interrumpido por algunos residentes que cuestionaron en voz alta por qué los impuestos a la propiedad en el área eran tan altos. Un análisis de las facturas de impuestos del año pasado reveló que los vecindarios latinos, como Pilsen, se vieron muy afectados por los aumentos a los impuestos de propiedad.
Mientras la gente seguía gritándose unos a otros, Sigcho-López les imploró a los residentes que actuaran civilizadamente.
“Les pido que se escuchen unos a otros porque estamos aquí en Benito Juárez, donde están nuestros jóvenes, y tenemos que darles mejores ejemplos”, dijo Sigcho López.
También asistieron a la reunión funcionarios del Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo (DFSS, por sus siglas en inglés), las Escuelas Públicas de Chicago y el Departamento de Policía de Chicago.
Muchos residentes del vecindario, que tiene una población inmigrante considerable, simpatizaron con la difícil situación de los recién llegados, pero se preguntaron por qué los inmigrantes que han estado aquí durante años no reciben los mismos niveles de ayuda.
Esmeralda Zaragoza dijo que era dueña de una tienda en Cermak and Damen que se vio obligada a cerrar debido a la pandemia de COVID-19. La mujer de 48 años dijo que buscó ayuda en repetidas ocasiones de la Municipalidad y el estado, pero que tuvo que valerse por sí misma.
“No es lo mismo ser refugiado que inmigrante”, dijo Zaragoza. “No tenemos las mismas cosas, pero queremos las mismas cosas que ellos obtienen”.
Otro residente preguntó si podía obtener $6,000 de los fondos reservados para que los solicitantes de asilo para pagar su factura de impuestos a la propiedad.
Pero otros pidieron a los asistentes que recordaran sus raíces inmigrantes y les dieran la bienvenida a sus nuevos vecinos.
“Tenemos que construir una comunidad organizada, humanista e informada”, dijo Rosalía Suárez. “Y si no nos escuchamos no vamos a construir nada. Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, pero sólo si está organizado”.
“Creo que nos estamos olvidando de dónde venimos”, dijo otra mujer. “Creo que todos deberíamos mostrar nuestro lado humano”.
Chicago ha tenido dificultades para encontrar alojamiento para los más de 17,000 migrantes que han llegado a Chicago en más de un año. El alcalde Brandon Johnson planea crear “campamentos preparados para el invierno” para albergar a los recién llegados.
Y se espera que el número de llegadas aumente. En la reunión, Ponce de León advirtió que se espera que Chicago reciba 25 autobuses diarios enviados desde Texas a partir de esta semana, lo que podría traer a 1,250 migrantes diarios.
