Los ingresos de los parquímetros de Chicago se recuperarán a los niveles pre pandemia, y mucho más que eso, mientras la Municipalidad vuelve a la vida normal e instala cientos de nuevos parquímetros cerca de la playa de Montrose y las calles ocupadas de los vecindarios mencionados en el presupuesto 2021 de la alcaldesa Lori Lightfoot.
Pero incluso antes del regreso, los inversionistas privados que alquilaron los parquímetros de Chicago lograron sobrevivir los días más oscuros de la pandemia y aún así obtener una ganancia de $13 millones.
Aunque muchos residentes de la ciudad mantuvieron sus autos cerca de la casa mientras trabajaban de forma remota, el sistema de parquímetros de Chicago generó $91.6 millones en ingresos en 2020, según muestra una nueva auditoría. Eso es solo un 33% menos que los $138 millones del año anterior.
Con 62 años que faltan para cumplir con el contrato de arrendamiento de 75 años, Chicago Parking Meters LLC ya ha recuperado la totalidad de su inversión de $1,160 millones y $500 millones más.
Mientras tanto, cuatro estacionamientos subterráneos propiedad de la Municipalidad recaudaron $16.2 millones, frente a los $34.8 millones en 2019. Gracias a otro aumento en las casillas, el Chicago Skyway privatizado generó $84.8 millones, un 7.8% menos que los $92 millones del año anterior, muestran auditorías separadas.
Ni un centavo de esos ingresos se destinó a aliviar la carga de los contribuyentes de Chicago obligados a absorber un aumento del impuesto a la propiedad de $94 millones en 2021 y aumentos anuales después de eso.
Eso se debe a que los tres sistemas fueron impuestos por el ex alcalde Richard M. Daley, quien usó el dinero para según evitar aumentar los impuestos a la propiedad mientras los fondos de las pensiones de los empleados de la Municipalidad se hundían más.
De los tres acuerdos, el del parquímetro de 2008 ha sido la mayor pesadilla política para los dos alcaldes que lo heredaron y para los concejales de Chicago que en aquel entonces lo aprobaron rápidamente.
Inicialmente hubo aumentos en las tarifas, incluido el estacionamiento en el centro, que pasó de $3 la hora en 2008 a $6.50 la hora en 2013. Esos medidores ahora cuestan $7 la hora.
Los automovilistas inicialmente estaban tan indignados por los aumentos de tarifas que destrozaron y boicotearon los parquímetros, lo que provocó una caída dramática en el estacionamiento en la calle. Los ingresos no se recuperaron hasta la pandemia.
Los costos operativos de Chicago Parking Meters LLC cayeron durante la pandemia, de $7.3 millones a $4.7 millones. Y los inversionistas pudieron recuperar otros $6.8 millones a través de una disposición del contrato que requiere que la Municipalidad les reembolse por cada espacio puesto fuera de servicio.
Eso se debe en parte a que durante la pandemia, la Municipalidad cerró calles y puso fuera de servicio decenas de medidores para permitir que los restaurantes atendieran a los clientes al aire libre después de que se vieron obligados a dejar de atender a los clientes en el interior durante el apogeo de la pandemia.

Vehículos estacionados en la primera cuadra de East Superior Street en el Gold Coast.
Tyler LaRiviere/Sun-Times
Teniendo en cuenta la cifra recientemente reportada para 2020, los inversionistas privados ya han extraído $2.1 mil millones del acuerdo, en parte porque refinanciaron tres veces. El último refinanciamiento, por $1.2 mil millones, se completó en 2019.
Si, como se esperaba, los ingresos por el estacionamiento regresan a niveles de $100 millones al año, la empresa podría terminar ganando casi seis veces más de lo que aportaron los inversores.
Como director de la Clínica Jurídica del Centro de Gobierno Abierto del IIT Chicago-Kent, Clint Krislov ha revisado docenas de transacciones hasta la fecha y proporciona un análisis anual de los resultados de cada año.
“Estas ventas ya le han costado a la ciudad $5 mil millones hasta este momento y, en el transcurso de los acuerdos, privarán a la ciudad de dos o tres veces más. Es dinero que la ciudad necesita y podría haber tenido para sí misma. Esa es la parte más desesperante. La Muncipalidad pudo haber contratado a las mismas personas para hacerlo y financiar cualquier arreglo”.
Aunque el contrato de parquímetros es el trato al que los concejales y a sus electores les encanta odiar igual, Krislov argumentó que no es nada “en comparación” con el contrato de 99 años de las casillas del Skyway.